
I have a dream…
Escribir es llorar, dijo alguien contemplando el panorama de una vida cada vez más despojada de sonrisas y con la esperanza pintada de un verde desteñido, a la que poco quedaba ya por esperar. Escribir es llorar…Llorar cuando cae la tarde y no te queda más gesto que cerrar la puerta y repasar, a solas, mecánicamente, las puntas descosidas del día; y ves, que por mucho que te empeñes, cada vez queda menos tela que zurcir. “Se murió el malvado, y lo matamos nosotros”, decía un eufórico ciudadano norteamericano, nada más conocer la noticia del asesinato de Osama Ben Laden. Cuando celebramos la muerte de alguien, por muchas ínfulas de asesino que tenga, como si de un éxito futbolístico se tratase, vamos mal, algo falla en el código ético de algunos. Por lo visto, con arreglo a alguno de estos códigos éticos, los EE.UU se consideran con derecho a hacer , literalmente, lo que se les plante por los mismísimos…códigos, se entiende. Cuando en 2009, la Academia Sueca, sorprendió al mundo al conceder, fuera de todo pronóstico, el Nobel de la Paz a Barack Obama, porque según ellos, el flamante dirigente de la nación más poderosa del mundo, había hecho «extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”, algunos pensamos que era demasiado pronto para considerarlo heredero de Martin Luther King. Y lo sigo...
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