S.O.S.
De nuevo, tras el largo paréntesis navideño, hemos vuelto a clase. El tema estrella de todas las asambleas escolares no puede ser otro que: Y a ti: ¿Qué te han traído los Reyes?, cuando mejor sería preguntar, pues terminaríamos antes: Y a ti: ¿Qué no te han traído los Reyes ? De crisis, ya les digo yo, que nada de nada, a tenor de las largas listas de presentes que Sus Majestades han dejado a nuestros niños; y eso, que me consta que a algunos, se les olvidó dejarles el tentempié de rigor. Pero los Reyes Magos siempre han sido muy considerados con todos sus súbditos y nada rencorosos, incluso con los que se saltan sus preceptos. La primera vez que llegaron los Reyes a mi casa yo tenía sólo dos días de vida. Y a mis padres no debió darles tiempo de escribir la carta; pero, aún así, me dejaron al lado de la cuna un coche, que maldita la gracia que les hizo a mis abuelas: por aquel entonces, aquello de la coeducación no se estilaba nada. Después, cuando adquirí la conciencia necesaria sobre las cosas, siempre he escrito carta a Sus Majestades de Oriente. Las cosas hay que hacerlas bien hechas, guardando y buscando la correcta justicia poética . Por eso, en su redacción utilizaba fórmulas rimbombantes, oraciones condicionales, verbos que expresaban un deseo ferviente pero siempre...
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