Las decisiones de Don Mariano
Vaya manía que ha cogido la gente con pedirle a usted que se decida, que hable, que se vaya… y todo, por unos mensajitos de ánimo de nada, por unos recortes sin importancia en los que se le ha ido un pelín la mano…. Está visto que no se puede ser tan empático, señor mío. ¿Pues no veía usted la cara del tal Bárcenas, que llevaba escrito: “Soy un corrupto y me río en la jeta de pánfilos como vuecencia»?
Acépteme un consejo y no empatice usted según con qué gentuza, que luego no traen más que quebraderos de cabeza, y no me tome por ingenua que sé de lo que hablo. La empatía es una técnica que necesita de un control exhaustivo, porque si no, liamos un pan como unas hostias y el empático se convierte en un tonto útil, al que merece la pena mantener como cabeza visible para que le lluevan todos los palos.
¡Ay, Don Mariano, que esto es la ley de la selva y usted aún no se ha enterado! Perdone que sea tan franca , pero es que a mí me ponen los hombres con barba a lo Pepe Rodríguez, amén de que una empatiza también con cualquiera, que también me lo dicen mucho. No se preocupe que, tanto una cosa como la otra, ya me las estoy mirando.
Y dicho esto, que dicen mucho en las pseudotertulias políticas, sinceramente, Don Mariano, le diré que me trae absolutamente al fresco esa dialéctica a la que unos y otros se vienen agarrando de si se va usted o si no se va; de si habla o se queda mudo, total para lo que usted y otros como usted nos vienen a decir…que si se decide o no se decide, si seguro que su margarita está trucada y empiece por donde empiece, el último pétalo siempre le indicará que se quede y que si acaso dice, que no diga nada.
Así las cosas, que le quede a usted claro que lo mismo me da que se quede o que se marche, que hable ahora o enmudezca para siempre . Detrás vendrá, en este sistema tan maravilloso y justo que tenemos montado, quien bueno le hará, que decía la sabia de mi abuela que si estuviera aquí le diría unas cuantas cosas y cuidado con retroliquearle.
Ya está viendo usted la fe que servidora tiene en los políticos. Lo mío ya no tiene remedio así que, ahórrese usted la molestia de mandar en mi rescate a ángeles y arcángeles porque van a echar el viaje en balde. Yo, a estas alturas, lo único que puedo prometer y prometo, es que no me caso ya con nadie; ni siquiera con el Yoni, que también me tiene contenta. Claro, que hacerme lesbiana, tampoco me arregla el panorama; ya ve usted lo que dice su Anita, y a mí, la verdad, me gustaría dejar mi legado a alguien que sea sangre de mi sangre porque no me fío de advenedizos. Pero bueno, Don Mariano, esto son cosas mías con las que no quiero preocuparlo, ya les pondré yo arreglo si lo tuvieran.
Siendo justa con usted y habiéndole confesado ya mi debilidad por los barbudos, le diré que no haga caso de esos alarmistas que dicen que su persona y los lumbreras de los que se rodea, están acabando con todo, que nos están dejando sin nada. A mí con la mitad de mis sueños, a día de hoy, me sobra para alimentarme , que me canta al oído de vez en cuando, para que no se me olvide ,un malote de boulevard. Yo soy así de chula. Estos exagerados no han reparado en que tenemos un arma que ya quisiera usted para sí, la UTOPÍA. Sí , ya sé que hay muchos que ríen cuando pronuncio esta palabra, pero ya sabe, quien ríe el último, ríe con más sazón y se le alarga la vida.
Hace mucho que decidí no dar tregua a la ilusión , será defecto profesional. Puede que usted no se haya percatado, pero con esta pandilla tan particular que forman vuesas mercedes, estoy pensando reescribir, a largo plazo que no es empresa fácil, los cuentos clásicos, personajes me sobrarían. Porque con lo que usted nos ha mentido: que si no subiré los impuestos, que si no recortaré las cosas importantes, que si este Presidente dará la cara, que si no me temblará la mano, etc, etc… el día menos pensado, cuando se mire al espejo para recortarse la barba, verbigracia, descubrirá que su apéndice nasal le habrá crecido algún que otro palmo y no habrá “Geppeto” que se lo arregle, ¡como para limar narices están los carpinteros!
Me produce usted tanta ternura que cuando tenga su cuento se lo haré llegar. Estoy segura que lo recibirá de buen grado, pues tiene usted mucho de niño. Yo, si cierro los ojos, siempre me lo imagino con unas calzonitas con tirantes, calcetines blancos, pies balanceándose en el pupitre. Un niño solo y desvalido, que levantaba el dedo tímidamente cuando en clase preguntaban algo y que cuando iba a contestar: ¡zas!, alguien, cachisenlamar, se le adelantaba.
Sí, señor mío, seguro que usted para sus adentros, está pensando lo mismo que yo, que la sombra de Soraya es atemporal y achaparrada…y la de Esperanza, y la de Cospedal, y la de la Mato… ¡Hay por ahí cada una que da miedo!¡De quién se rodea usted, Madre del Amor Hermoso! ¡Tan felices que se las prometía, bota que te bota y piquito a su señora, aquella noche de resaca en Génova!
Tengo que decirle que ya desde aquella noche le noté a usted un claroscuro de tristeza en su extraña sonrisa; y , la verdad, ahora entiendo ese empeño suyo por hacerse invisible. Uno, para expresar lo que piensa y hacer algo de provecho ha de sentirse apoyado para así mirar derecho en esta vida. Y usted, perdone que se lo diga, derecho no mira y eso que dadas sus inclinaciones no le costaría gran esfuerzo. A usted le da miedo mirar. ¿No es usted el Presidente? ¡Pues que se note que es hombre de pelo en barba y díganos de una vez que piensa por sí mismo! ¡Me da una pena que manejen sus hilos!
Es hora de despertar y de quitarse del medio a tanto advenedizo que sólo está a lo que está, que parece mentira que usted no se dé cuenta. Demuéstrele al semidiós de Aznar que no es el pusilánime que todo el mundo cree. Se lo digo por su bien, porque cada vez que lo veo me da más pena, que hace usted cosas que no se le ocurren ni al que asó la manteca. ¡Cómo va a leer usted la respuesta a una pregunta que le hacen en el transcurso de una rueda de prensa! ¿O es que acaso tenía debajo del atril a Soraya o a Floriano?
Hágaselo mirar, porque esto no lleva camino y como el otro barbudo pierda la paciencia, se nos emociona y lo “mociona” a usted, que se lo está advirtiendo y no me venga con que perro ladrador, que ya está muy gastado el dicho.
Lo que tiene usted que hacer, Don Mariano, es cortarse los hilos de un buen tijeretazo, mucho recorte y no corta usted lo que tiene que cortar. Pues eso, córtese usted los hilos y que les den dos duros a la Espe, a la Soraya, a la Mato…
…Y sobre todo al Wert, ese ministro desnortado al cual escribí una carta y no me ha andado contestando, y antes de que diga usted nada, el servicio de correos funciona perfectamente, que lo conozco y a poco que me descuide , matará al mensajero.
¿Se va dando cuenta de quiénes se rodea? ¡Claro, que esto no lo tengo yo muy claro, no sé si es usted el que se ha rodeado de ellos o son ellos los que se han rodeado de usted! No se me ha ído la olla, parece lo mismo , pero no lo es.
Don Mariano, sigo estando triste y sólo escucho cosas tristes a mi alrededor. La nave se está hundiendo, pero no se me ponga usted nervioso. No creo que la solución a nuestros males esté en que usted abandone y nos deje en manos de otro que también abandonaría el barco en cuanto sintiese sus babas mojadas. De lo que se trata es de TRABAJAR con la esperanza y el convencimiento de que reflotemos este país que muchos ya no conocemos. Y esto se hace trabajando, siendo humildes y honestos, y acabando de una buena vez con los corruptos que siguen manejando los hilos.
Es hora de ser valientes y acabar de una vez con esta farsa que tienen montada. Así que, déjese de plasmas, de pinganillos, de mensajitos y emoticonos y plántese usted en la vida real; porque algunos hace tiempo que pensamos que usted es un invento, un holograma , o llámelo equis si lo prefiere.
Últimamente, tengo un sueño recurrente. En cuanto me duermo, muertos ilustres me asaltan y me piden, ¡a mí!, explicaciones de por qué no reconocen a España. ¡ Écheme usted un cable con esta gente! Por lo que queda de este país se lo ruego, que cuando hasta los muertos nos piden responsabilidades es que aquí está pasando algo muy gordo; y a ver quién es el guapo que le quita la razón a un difunto.
Así que, por Dios y su corte de eximios muertos se lo pido, hágase visible y decida usted cuanto antes aquello que tenga que decidir . No olvide ponerme un wasap con lo que sea, procuraré tener el móvil operativo.
Mª José Vergel Vega