¿Que hace un niño con una escopeta del 36?
Tenía varios títulos para esta columna porque la actualidad diaria va dejando obsoleta la noticia del día anterior. Es que los acontecimientos protagonizados por la familia real no acaban. Parece que la ha mirado un tuerto. Aún no se les arrima la camisa al cuerpo con el fregado en que se ha metido el yerno guapo y perfecto, cuando el 9 de abril, una maldita escopeta tiene que dispararse en el pie del hijo mayor de la infanta, Felipe Juan Froilán… de todos los santos. Ahora el que estará acoquinado será el exyerno: Marichalar. Seguro que habrá tenido que soportar una monumental bronca de su ex: que por qué tenías que llevar al niño de caza, por qué le dejas que lleve una escopeta, y encima cargada, y sin el seguro puesto… Si Elena lo hubiera sospechado, lo habría dejado con ella en Baqueira Beret. Porque si se hubiera lesionado esquiando o montando en bicicleta, sería otra cosa, pero con un arma de fuego ya son palabras mayores. La gente se preguntará por qué no practicaba el niño con un tirachinas, por ejemplo. Estaría más acorde con su edad. Ya sabemos que Froilán es un niño travieso, que se han televisado sus escapadas de los escoltas subiéndose en los muros, y sus patadas a otros niños en la catedral, el día de la boda de los príncipes de Asturias. De nada ha servido llevarlo a un internado en Sussex el pasado curso, para ver si lo metían en cintura.
El problema es que, según la ley, se ha cometido una infracción por permitir que un menor, de 13 años, portara una escopeta con cartuchos de dos cañones, y careciera de la autorización especial para menores. Por si las moscas, se han cuidado mucho de recalcar que el hecho ocurrió en el patio de la casa de la finca y acompañado de su padre, no vaya a ser que alguien crea que Froilán estaba persiguiendo a un conejo, que hay gente muy mal pensada. ¿Estará imputado Marichalar si se abren diligencias judiciales?
Si estos tiempos atrás estaba celoso de que Urdangarín ocupara portadas, ya ha conseguido que todos los medios hablen de él.
Y anda que no se ha gastado tinta y rellenado páginas periodísticas con la cacería del rey. Si no llega a ser porque se rompió la cadera ─la maldita artrosis─, además de un tropezón ─dicen─, y tuvo que ser evacuado para someterse a una operación en Madrid, no se entera ni el Tato.
La polémica está servida: para unos, el rey, en su tiempo de ocio, puede hacer lo que le dé la gana; para muchos, con la que está cayendo: la crisis, con casi un 25% de desempleo y las arcas públicas de todas las administraciones, vacías, es una provocación irse a Botsuana a una cacería de lujo que no baja de 50000 €, y, aunque fuera como invitado (según han contado) por un amigo íntimo: Mohamed Eyad Kayali, parece que no ha sido la primera. Y la fotografía con un elefante abatido, aunque no fuera actual, acabó de rematarlo. (Al hecho en sí, no al elefante, que también).
Los antimonárquicos, republicanos y otros colectivos, aprovechan todos estos desventurados eventos: rey, Froilán, duquesa de Palma, Urdangarín…, para pedir la abdicación, o la convocatoria de un referéndum sobre si Monarquía o República.
Don Juan Carlos ─seguramente aconsejado─ pidió perdón, entendió que la había pifiado. Ha comprendido que un rey no debe perder el pudor y la dignidad, o como dice el refrán: “La mujer del César no solo debe ser buena sino parecerlo”
La verdad es que las armas no es lo suyo, de los borbones, me refiero.
Por paradojas de la vida, abuelo y nieto han estado hospitalizados por culpa de la caza. Y aunque ellos apunten bien ─o no─ al blanco, no deben ser blanco de críticas ni de decepción de su pueblo.
Y así las cosas, a los príncipes de Asturias se los ve serios y taciturnos porque no ganan para disgustos. Si Mingote estuviera vivo, podría dibujar un chiste con Felipe y Leticia en la cuerda floja y diciendo algo así como: “Hay que ver dónde nos tiene nuestra familia”.
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ROSA LÓPEZ CASERO
Dice bien la escritora. Están usando malas semillas y las cosechas están siendo de baja calidad. Todo un rosario de despropósitos, errores, meteduras de pata, inconveniencias y torpezas. Y eso que hay otras historias para no dormir, que mejor no meneallo. Lástima que todo lo ganado en años se tire por la borda. ¿Pero qué despabilo tiene esta gente y qué asesores les aconsejan?
Y hay una omisión imperdonable: con todo lo que está lloviendo en España en los últimos años, ¿cómo es que este señor no ha llamado a todos, pero a todos, y les ha dicho que se dejen de historia y que se unan para sacar a la nación del entretallo en el que estamos, por encima de partidos, y que luego cuando las cosas se arreglen ya habrá elecciones? Pero no, se está más cómodo en la inacción, no vaya a ser que a alguien se le ocurra decir que cuestionemos la monarquía.