¿Por qué la princesa de Éboli llevaba un parche en el ojo?
Entrevista al oftalmólogo torrejoncillano Enrique Santos Bueso sobre este caso en el programa «En casa de Herrero» de esRadio. Escuchar a partir del minuto 18.
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Fuente: ELMUNDO.es Salud
A doña Ana de Mendoza y de Cerda, princesa de Éboli y de Melito y duquesa de Pastrana, se la conoce por algo más que por su gran personalidad, su vida amorosa, sus intrigas o su elevada influencia política. Se la recuerda también por el parche con el que ocultaba su ojo derecho.
El médico torrejoncillano, Enrique Santos Bueso, de la Unidad de Neuroftalmología del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid) ha analizado su patología ocular y determina que podría tratarse de un «proceso secundario a un traumatismo inciso-contuso con pérdida de visión», detalla a ELMUNDO.es.
Esto le pudo provocar la atrofia progresiva del globo ocular de la órbita derecha, además de una endotropia (ojo hacia dentro) e hipotropia reactivas (ojo más bajo) por la afuncionalidad del órgano, determina el estudio realizado por este especialista.
«De siempre me ha encantado el arte, de hecho soy coleccionista, y por eso me gusta también analizar a los personajes de los cuadros y a los propios artistas como si fueran pacientes. La princesa de Eboli ha sido tratada como un paciente más. No se cuestiona su vida privada, su relación con la Corte ni las intrigas entre los secretarios de Felipe II y Don Juan de Austria. En el desarrollo del caso clínico, se ha «abierto una historia clínica a la paciente» con sus datos de filiación, antecedentes personales, exploración y diagnóstico. Se ha contado también con ‘la ayuda’ de un compañero médico que también estudió a la princesa, el doctor Gregorio Marañón en su obra de 1947 ‘Antonio Pérez’, especifica el doctor Santos-Bueso, que acaba de publicar el caso en ‘Studium Ophtalmologicum’.
El análisis de la princesa de Éboli, en el que ha invertido dos años de trabajo, no es el primer estudio relacionado con el arte que publica. «Tengo otros como la patología ocular en la obra pintor Rafael Sanzio, en la de Leonardo Da Vinci o en la de Anton van Dyck», detalla.
El análisis
Según recoge en su ensayo, «no existen documentos, referencias ni testimonios de sus biógrafos sobre el origen ni el tipo de patología ocular que presentaba la princesa». Sin embargo, en el libro ‘La princesa de Éboli’ de Fernández Alvarez se advierte del «gran tamaño de su letra así como del uso habitual de una plantilla para que la escritura se realizase en renglones espaciados y alineados. Para este autor, es un signo de miopía acusada desde la juventud».
El experto del Clínico ha llevado a cabo un análisis macroscópico de los cuadros de Doña Ana de Mendoza y de Cerda, así como un análisis del parche y de la transparencia del mismo.
«Aunque no existe testimonio alguno, la gran mayoría de los biógrafos recogen la historia de un posible traumatismo producido por el florete de un paje con el que jugaba al esgrima», apostilla Santos-Bueso. Otros autores refieren la posibilidad de que la causa de la lesión fue la caída de un caballo en Valladolid a los 14 años. Si hubiera sido una patología congénita muy posiblemente se habría reflejado en las descripciones biográficas», reconoce.
Cuando se realiza el análisis macroscópico de las obras se aprecia «que el arco ciliar (ceja) derecho está descendido, la región orbitaria derecha es más pequeña y el parche no parece elevado sobre el globo ocular. El parche muy probablemente estuviera realizado en anacoste, tipo de lana ligera fabricada en Normandía que se utilizaba en verano por ser más fresca», concreta Santos-Bueso.
Las hipótesis
Para este experto, y teniendo en cuenta que en aquellos tiempos «la Medicina se basaba en sangrías, emplastos y pocos más recursos, además de la carencia de antibióticos, antiinflamatorios y técnicas quirúrgicas, se plantean dos hipótesis posibles: traumatismo inciso con ojo abierto o bien un traumatismo contuso sin perforación».
Otro de los motivos por los que el doctor Santos-Bueso ‘apuesta’ por el traumatismo como la causa de la pérdida de visión de la princesa es porque ella «gozó de buena salud hasta el final de su vida, por lo que no sufrió procesos infecciosos graves o inflamatorios que hubieran provocado la pérdida del ojo».
Así, y en ambas hipótesis planteadas, «se produce ‘ptisis bulbi’ que es la degeneración y atrofia del globo ocular al perder la función visual con la alteración de la simetría facial. Aunque el traumatismo se produjo en la adolescencia y ya está desarrollado el macizo facial (14 huesos que componen la cara), se observa en la práctica diaria esta atrofia ocular y periocular ante traumatismos graves con pérdida de la visión», determina.