El recomendado

Tras una larga espera, llega una nueva tirada de la poesía más fresca, actual e irónica de la mano de Roberto Martín. Así, después de obras como «Sátira del cotilleo» o «Rimando contracorriente«, nos presenta su último trabajo que ha nombrado como: «El recomendado«

Bajo este título nos hablará de las artimañas de un tipo llamado Iñaki que quiere labrarse un futuro en el lejano Qatar tras ‘fracasar’ en España. ¿Qué será de él? ¿Será recibido con los brazos abiertos? ¿O tal ver le tachen como ‘persona non grata’? Nos lo cuenta nuestro paisano:

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«El recomendado»

¿A qué se deben esas ojeras
con las que el Rey hoy ha amanecido?
En el Palacio de la Zarzuela
hay muchas noches que se desvela
porque se encuentra muy deprimido.

¿Cómo serán esas pesadillas
que le atormentan de madrugada
y que le sacan de sus casillas,
pues ni tomando varias pastillas
duerme feliz sobre su almohada?

Si se ha pasado noches en vela
toda la culpa la tiene el yerno,
y como el Duque le desespera
quiere buscarle un trabajo fuera
pues no soporta más este infierno.

Para tener dulces sueños
y dormir como un lirón,
con muchísima ilusión
ha puesto todo su empeño
en darle una ocupación.

Ha mantenido reuniones
con importantes magnates,
e intercambiando impresiones
han aceptado en su yate
lo que el monarca propone:

-«Quiero mandar a Qatar
a Urdangarín de por vida,
lo voy a recomendar
y a ver si puede encontrar
un trabajo a su medida.»

-«No sufra usted Don Juan Carlos
que mañana sin dudarlo
voy a llamar a su yerno
e intentaré colocarlo
antes que llegue el invierno.»

Este ejemplar deportista
ha volado hasta Qatar
(no sé si en clase turista)
y ahora les voy a contar
lo que ocurrió en la entrevista:

-«Siéntese usted por favor,
aunque he escuchado el rumor
de que es un buen carterista,
es para mí un gran honor
tratar con un deportista.

Las preguntas ya están listas,
preste un poco de atención,
que ahora sin más dilación
comenzaré la entrevista
que me ha encargado el Borbón.

Viene usted recomendado
pero quisiera saber
los estudios que ha cursado,
si se sacó el graduado
o termino la E.G.B.»

-«He sido un buen estudiante,
he jugado al balonmano,
nunca he tocado el piano
ni sé matar elefantes
tan bien como el soberano.

Aunque padezco de asma
suelo fumar cigarrillos,
y en los juzgados de Palma
pienso las cosas con calma
mientras hago el paseillo.

No suelo pagar tributos,
me gustan las cosas claras,
y gestionando institutos
soy el hombre más astuto
que pueda echarse a la cara.

Estas son mis credenciales.
¿Qué le parece?¿Qué opina?»
-«Pues que eso sólo le vale
para limpiar los cristales
o barrer las oficinas.

Tenemos una vacante
en un hotel de botones,
es un puesto interesante,
si usted quiere en un instante
le explico las condiciones.»

-«Yo es que busco algo mejor,
¿usted qué me recomienda?»
-«Tengo un puesto de pintor,
otro de alicatador,
dependiente en una tienda…

Puede comenzar mañana
a currar de camarero.»
-«¿Y cuánta pasta se gana?»
-«Mil euros a la semana.»
-«Eso es muy poco dinero.»

-«Si no tiene inconveniente
puede usted poner ladrillos,
es un oficio sencillo
y verá que bien se siente
cuando le coja el tranquillo.»

-«He dicho miles de veces
que mi cuerpo no merece
mancharse con el cemento,
que a mí sólo me apetece
seguir viviendo del cuento.»

-«¡Usted me saca de quicio!»
-«¡Y usted no es nada gentil!
Pues trabajar de albañil
o construir edificios
no encaja con mi perfil.»

-» Su actitud no me gusta ni un pelo,
no me venga montando revuelo
porque voy a pararle los pies,
que si viene buscando un empleo
me demuestra muy poco interés.

No quiere cargar maletas,
no quiere limpiar cristales,
ni vacunar animales,
ni manejar la paleta
ni fregar los hospitales.

Le ofrecí trabajar de bombero
pero usted se negó de inmediato,
y al decirle que sale en enero
una plaza de sepulturero
no me quiso firmar el contrato.

¡Ay si usted pasara hambre
o viviera en la pobreza!
No me extraña que a Su Alteza
se le caliente la sangre
con sus aires de grandeza.

Su entrevista no me ha convencido
y por eso es mejor que se vaya
porque aquí debe estar aburrido,
yo ya voy a tirar la toalla,
¡váyase y déjeme ya tranquilo!»

Y se fue sin rechistar.
A pesar de que su suegro
lo quiso recomendar
no guardará un buen recuerdo
de su visita a Qatar.

Roberto Martín Moreno