¡Bendita bobería y torería!
Me salto a la torera la tapia. No la valla. En este chiquero dónde todo se gana y todo se pierde. Donde se unen las expresiones de unas pasiones, de unos afectos y de una interioridad. Donde se dejan caer estados de ánimos inquietos y se consigue decir mucho con pocas palabras. Donde, sin querer o queriéndolo, aparece el diálogo, el drama o la emoción. Sí, señores. Se hace un silencio eterno y se aguarda hasta escuchar el susurro de unas palabras hermosas y gratas al oído. ¡Bendita bobería!
A ustedes, les animo a que estén al quite y despierten la faceta popular de la adivinanza. Fíjense en el acertijo. Puede ir sin puntos ni comas, ni peros ni porqués. Eso sí, nunca falta una dosis de ritmo, medida y compás, aunque resulte el asunto un poco folclórico –en el buen sentido–. Señores, no hablamos de música. Aunque a decir verdad… algo también tiene de eso.
Qué hermoso es el poder de sugerencia de una melodía, que se desborda allá por donde se ríe o llora. Sin ir más lejos, cada vez que toreamos desde los medios, tenemos las emociones a flor de piel. Hasta ahí vamos bien.
Así de primeras, damos una larga cambiada, y por qué no, de corte tradicional, encontramos el `fuego´, los motivos repetidos, las confirmaciones a diario (minutos, días, años y siglos). Ahora cambiamos de tercio, aunque una no está en condiciones de dar por válidas las experiencias de los cuatro capotazos que ha visto en su corto recorrido, pero, tampoco en desmentir esa hipótesis de que se pueden repetir los quites gloriosos y los días de salir a hombros.
Verán ustedes. En esta faena tan torera, los autores (anónimos y reconocidos) tienen que tener mucho de inspiración, también viene de lo que gusta y lo que se contempla. Porque hay protagonistas vanidosos y de actitud presuntuosa. Tan actuales en su contenido como, en ocasiones, en su retórica. Y, lo más arriesgado de todo, se juegan las cartas del 5 al 10. Y a medias, porque seguramente, puede gustar o no al público que está en sus localidades. Siempre y cuando la vida te haya dado ya para presenciar unas cuántas ferias en unas cuantas ciudades.
Y es que señores, en este ambiente de tanto arte, primero nos tenemos que calificar como aficionados prácticos antes que aspirantes a toreros; y ya no les quiero ni contar si, así de primeras, pensamos en llevarnos todos los triunfos y salir por puerta grande con tan sólo dos verónicas. Qué cierto, la vida está adornada de… ¿Románticos?
Sin rodeos. Hablamos de POESÍA, la enamorada y la que enamora. De una forma u otra, cada autor a su manera y con su estilo propio, aspira a que el tendido se emocione al leer, tal vez, una charlotada o al presenciar una seguidilla.
¡Bendita bobería la de los enamorados y bendita torería la de los poetas!
Gloria Gil Talavero
Buenos días, querida Gloria:
Precisamente el sábado pasado hablábamos en Radio Alfares con el poeta José Cercas, y yo le preguntaba, un tanto retóricamente, si la poesía era necesaria en el mundo en el que vivíamos, que qué podía hacer un poeta en medio de tanta M…como nos rodea. Él decía que la poesía era ahora más necesaria que nunca, ante todo porque es alimento para el espíritu y hay muchos espíritus que alimentar, los hay para parar un tren que diría mi abuela.
¡Ay, querida Gloria! Si todos prestásemos un poquito de atención a la poesía, no sólo a la que escriben los poetas, sino también a la que poseen las cosas y las personas sencillas que nos rodean, otro gallo nos cantaría al alba y en verdad nos despertaríamos de este sopor en el que estamos sumidos. Necesitamos alimentar el espíritu para hacernos fuertes contra tanta injusticia que pretende sepultarnos. Si uno tiene el espíritu bien nutrido, tendrá la fuerza precisa para pasar a la acción. La poesía, como dijera hace ya algún tiempo Gabriel Celaya, sigue siendo hoy «un arma cargada de futuro»…y todo se andará, que dijo un caminante.
Besos mil, querida Gloria, echaba yo de menos estos escritos de los jueves.