Tristes muertos
Me repito a mí misma que el verano debería estar lleno de pañuelitos de seda tendidos al sol en las frescas praderas de la infancia , invertir los largos días en dejar que la mirada se pierda desde el más alto de los acantilados, e imaginar hasta dónde es capaz de llegar el mar con todos sus misterios. El verano deberían estar poblado de hormiguitas recogiendo granos para un invierno, que se prevee largo y lleno de días tristes. Deberíamos aprovechar el estío para tostarnos al sol, al refugio de alguna playa; leer un libro tras otro en la...
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