
QUE NO CUENTEN CONMIGO
Pues no. Que no. Que no cuenten conmigo para este viaje. No, no y no. Tanto se me da una figa, que diría el clásico, ser el último de Filipinas. Tanto se me da una figa ser el único superviviente a esta coña marinera, esta del verde, verde, verde, como la albahaca, verde como el trigo verde, y el verde, verde limón. ¿Qué ya todo quisque es ecologista, y si no lo es ha pasado por donde los hay, y ya se sabe que el que anda con un cojo al final cojea, y si no cojea renquea? ¿Qué ya hasta el pepé anda diciendo no a las refinerías, y murmura que si el protocolo de Kyoto, y esto, y lo otro, y tal, y Pascual? Pues bueno. Pues vale. Pues me alegro. Con su pan se lo coman. Pero un servidor sigue en sus trece. Paciencia y proejar, que no nos queda otra. “Pero es que vamos a destruir el planeta” braman los arúspices del ecologismo. Pues no, señores ecologistas, no. El planeta no corre ningún peligro. No sean ustedes tan prepotentes. No sean tan soberbios. Afortunadamente los hombres no somos tan poderosos. Sean más humildes e intenten ver algo más lejos de sus narices. Les voy a contar algo. Vivimos en un planeta que tiene alrededor de cuatro mil quinientos millones de años. En él ha habido...
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