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Wangari: «La sembradora de agua»

Wangari: «La sembradora de agua»

“No son las cosas grandes las que marcarán la diferencia,
sino más bien los pequeños pasos que demos cada uno cada día”
(Wangari Maathai)

Para Elvira , que puso un temblor en mi alma al presentarme a Wangari.

Wangari

Wangari Maathai – CEDIDA

“Yo tenía una granja en África, a los pies de las colinas de Ngong”. Así comienza la historia escrita por la Baronesa Karen von Blixen, convertida en obra maestra por Sidney Pollack: Memorias de África.

Cada vez que leo esta frase  se me eriza la piel y viene a mi memoria la figura alegre de Wangari Maathai, la bióloga keniana de la etnia kikuyu, que me descubriera Elvira, la persona que más lindo abraza del mundo mundial, palabrita de Julia.

Precisamente Wangari y Memorias de África son culpables de un proyecto que desde AMPA llevamos a cabo en el IESO “Vía Dalmacia” hace ya algunos años y que nos gustó llamar,   “Sembrando agua”.

Wangari , “La Mujer Árbol”, había nacido en Nyeri (Kenia) en 1940. Siempre tuvo claro que desde su condición de privilegiada, pues ella pudo estudiar en el extranjero y convertirse en bióloga,  le tocaba luchar por mejorar las duras condiciones de vida en las que se veían obligadas a   sobrevivir las mujeres de su pueblo. Ya desde niña, desde aquel día en que los hombres blancos llegaron a su poblado y arrasaron con gran parte de su tesoro verde,  incluso con la vieja higuera, en la que Wangari y sus amigas habían construido una cabaña de madera donde escuchar los sonidos de la naturaleza y hablar de sus cosas lejos de los mayores. Desde aquel preciso y aciago día, ella supo que tenía que hacer realidad su sueño  de plantar árboles para salvar Kenia.

Por eso, no dejó ni un solo momento de soñar su sueño y con su perpetua sonrisa y su rostro sereno y hermoso,  instaba a las mujeres a que n o se quedaran sentadas viendo cómo sus hijos se morían de hambre y enfermedades. Por ello, para mejorar las condiciones de vida de los suyos, creó el Movimiento “Cinturón Verde” que ofrecía la posibilidad de plantar árboles como recurso fundamental para dicha mejora. El “Cinturón Verde” estuvo en su mayor parte liderado e integrado por mujeres kenianas. Ellas plantaron  más de 30 millones de árboles en Kenia: “ La tierra estaba desnuda. Mi misión fue intentar vestirla de verde”.

Wangari sabía, y algunos  también lo sabemos, que si no cuidamos los árboles, nos quedaremos sin agua. Cada vez que alguien siembra un árbol, está sembrando agua. Y si no me creéis, preguntádselo a Águeda e Isabel que se lo ha explicado perfectamente su primo favorito.

¡Fijaos qué hermoso! En la tradición  africana, el árbol es el símbolo de la Paz: ¿Cómo no iba a merecer Wangari ser distinguida con el Premio Nobel que lleva el nombre del valor de los valores,  si había plantado tantas semillas para que éste brotara con fuerza? Absolutamente toda la cuantía de este premio ( 1,2 millones de Euros) la destinó a trabajar por el Medio Ambiente, en seguir plantando árboles y cuidando los ya plantados, porque la Paz hay que resembrarla sin descanso.

Wangari Maathai fue protagonista en la Semana Cultural del CEIP Batalla de Pavía - MARÍA JOSÉ VERGEL

Wangari Maathai fue protagonista en la Semana Cultural del CEIP Batalla de Pavía – MARÍA JOSÉ VERGEL

Me cuentan  que los kikuyu, etnia a la que pertenecía  Wangari, adoran a Ngai, el dios que vive en lo alto del Monte Kenia, “la Montaña Luminosa”. Dicen que cuando este monte está cubierto de nubes, es que Ngai está allí. Cuando algo no va bien, los kikuyu suben a éste u otros lugares elevados y allí rezan bajo el Árbol Sagrado. Amparados por el silencio de la naturaleza, piden perdón por los pecados cometidos e imploran ayuda para combatir los males que les azotan. Y las mujeres kikuyu, cuando están a punto de dar a luz, se encaminan hacia ese árbol para parir allí  a sus hijos.

Los kikuyu creen que el espíritu de Wangari mora debajo del árbol sagrado.

En su recuerdo, en el cole, en medio del pasillo hemos plantado un “Árbol de Agua”, rodeado de fotos de Wangari, siempre con la sonrisa en los labios. Todos hicimos nuestras hojitas de agua; las coloreamos dejando volar la imaginación, porque los niños saben que en los cuentos, las cosas, pueden ser del color que deseemos. Wangari , seguro que lo ha entendido perfectamente. En cada una de esas gotitas-hojas, que también sonríen a Wangari, van impresos los sueños de cada uno de nosotros y seguro, seguro, que se cumplen con la lluvia.

A los más pequeños, lo que más les gustó cuando les conté la historia de “La Mujer Árbol”, fue que Wangari y sus amigas tuvieran una cabaña en lo alto de una higuera. Por eso, en el papel en blanco, plantaron un arbolito con sus brazos como troncos y sus manitas como ramas. De las ramas brotaban gotitas de agua, hojas  que les dieran sombra  para cuando cada uno construyera su cabaña de madera. Ellos y yo guardamos un secreto; pero , ya saben, los secretos no se le cuentan a nadie.

En esta “Semana Cultural del Agua”, hemos soñado mucho. Cada uno hemos plantado nuestro “Árbol Sagrado” y hemos colgado en nuestro corazón un cartelito con estas palabras sabias de nuestra amiga Wangari:

“Hasta que caves un agujero, plantes un árbol, lo riegues y lo hagas sobrevivir, no has hecho nada. Sólo estás hablando”.

Porque los adultos habláis y habláis de Medio Ambiente, os perdéis en divagaciones y demoráis pasar a la acción en muchas cosas. Y el movimiento, palabra de Julia, se demuestra  andando.

 

Mª José Vergel Vega

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2 Comments

  1. Esther

    Muchas gracias Pepa y Elvira por hacernos descubrir tantas cosas. 

  2. Elvira

    No sabes muy bien lo mucho que me has alegrado el día ,el ver mi nombre en tu articulo , te hace sentirte importante, pero  realmente lo que me ha subido a las nubes es lo que dices de mi abrazo, que pena que las personas no se dejen abrazar más, es tan reconfortante ,en el abrazo no se da nada material ,y con ellos es mucho  lo que le das a quien abrazas,hay muchas personas que no captan todo esto,por eso me gustan tanto los programas de la mecánica de la vida los temas  se tratan  desde otras dimensiones,comento esto por que se dedicaron uno el valor del abrazo y el valor de la amistad en otro,conceptos que se entrelazan, de los abrazos  a veces nacen las amistades, uno de los tesoros más importantes que tenemos,así lo considero yo.., qué casualidad, que hayan coincidido dos artículos hablamos de la misma persona(Wangari Maaathai) para mi esta señora cuando lei el párrafo que da comienzo a mi articulo, marco un antes y un despues en mi vida, y está presente en muchas de las cosas que pienso y que hago,Mª Jose muchas gracias por escribir tan bonito, y ser una de mis amistades,desde aquí os mando un abrazo muy, muy apretado para todos: Elvira

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