Las Calles (I)

Las Calles (I)

Con este primer escrito comenzamos los miércoles una nueva sección conducida por Antonio Alviz Serrano que el autor ha querido bautizar «Desde el torreoncillo», la cual se alternará con «Los cuadernos de Julia» de Mª José Verel. Él mismo nos la describía de la siguiente forma en la entrevista que le hicimos en pasado fin de semana: «No será un rígido manual histórico, más bien ráfagas, escenas sueltas sin sujeción a un orden cronológico. Luego, el que esté interesado, que las ordene a su forma, si es que le placen.»

Las Calles (I).

cruz de lataSon las calles excelentes testigos de la Historia, extraordinarias referencias del devenir de los pueblos. La evolución del casco urbano es muestra segura del discurrir de su población. Dan prueba de ello los interesantes estudios realizados sobre el paulatino asentamiento de nuestros antecesores, desde aquella alquería de la Cruz de Lata y el posterior despliegue, normalmente, hacia el sur. Esa ocupación de nuevos lugares va emparejada con el hito histórico y constituye una fuente frondosa para los historiadores.

Yo, que no lo soy, como simple aficionado, voy a permitirme la osadía de hacer otra historia, hacer que las calles olviden por momentos su función transmisora y sean ellas mismas objeto de estudio. Voy a jugar con ellas mediante sus denominaciones. Voy a jugar a saltos con el lugar y el tiempo, algo así como “del laberinto al treinta” o “de la bailarina al tío de la bocina”, de la vieja oca. A ver si consigo que el juego sea ameno. Lo difícil será ser breve.

Hasta el siglo XVIII es difícil hablar de calles. Se habla más bien de barrios. Algunos con nombres ya desaparecidos como el Barrio Alto o el del Postigo, así llamado quizás por servir de entrada al pueblo, o el de la Burrada, el espacio ubicado entre la Cruz de Lata y la Cruz Mocha destinado al apacentamiento y solaz del gremio asnal. Más al sur estaba el del Arrabal, que luego daría nombre a una calle y a un distrito administrativo, o el del Cura. Y, al este, el del Palanquete, por la proximidad a la laguna de este nombre, más conocida como de san Antonio, luego desaparecida, transformada en efímero parque y ahora Centro de Salud. Entre las nominaciones desaparecidas incluiremos alguna calleja, la de Galindo, donde mataron a Caldera, o cuesta, como la muy nombrada de la Perantona (¿cerca de la Corneja?), a la calle Regadera, cuya localización desconozco, o la Plazuela de Gordillo, posteriormente de las Huranas, que, esa sí la sé, era la actual plazuela en la calle Coria donde estaba el Asilo San José, es decir, la plazuela del antiguo bar Los Rollos.

Quedaron no obstante como calles nombres de antiguos barrios. Ejemplos claros son el de la Cabrada, de fácil etimología, o el de Carrera cuyo origen, al contrario, puede dar lugar a alguna equivocación por coincidir que por ella corrían los caballos al regreso de la Romería. Una “carrera” es, entre otras muchas acepciones, una calle que antes fue camino. La Carrera, la antigua, comenzaba en los actuales Muebles Galán y terminaba en las Cuatro Calles, la encrucijada de un poco más arriba de la Plaza. La Carrera era un camino a ella. Con la dictadura de Primo de Rivera pasó a ser calle de ese general, con la Segunda República, de Pi y Margall, con Franco volvió a Primo de Rivera y hoy está asignada a D. Antonio Sarmiento, el buen médico de los coléricos de 1855. ¡Un buen capítulo de reciente historia!

Desde la Carrera hasta las proximidades del Cementerio se formó después la que en sus primeros tramos sigue siendo conocida como Carrera Baja y más adelante como el Perchel (lugar donde los pescadores tendían sus redes). Ninguno de ambos nombres es, ni fue nunca, nombre oficial. Toda ella era la calle Cáparra, y a partir de 1926, de Ramón y Cajal. Desde la Cruz de este barrio nació otra Carrera, la Alta, que discurría, y discurre ya en menor longitud, paralela a la primitiva Carrera hasta la plazuela del Horno.

Casa antigua en la C/ PizarroPor obedecer una orden gubernativa de dar relevancia a nuestros conquistadores, la calle y la plazuela antes citada del Horno pasaron el 19 de febrero de 1922 a honrar, con nueva placa, a Hernán Cortés. Pizarro fue obsequiado ese mismo día con la calle en que había quedado el antiguo barrio de la Enfermería, conocido así por estar dentro de él la antigua Enfermería de los Padres Franciscanos, instalada en torno a 1736. Y se unió a estos cambios de titulación el del corto trayecto de las Cuatro Calles a la Plaza y hubo que anular el viejo rótulo de calle Sur y poner los apellidos de un poeta cuyos versos muchos se sabían de memoria: Gabriel y Galán.

También el barrio donde se hacían ollas, pucheros y tinajas se redujo a calle, conservando, claro está, lo de Ollerías largo tiempo, hasta 1931. Ese año se le puso el nombre de Salmerón. Con el franquismo volvió a Ollerías y hoy está dedicada a D. Francisco Moreno, alcalde socialista víctima de la represión de la guerra civil. Pese a los cambios, para el pueblo fue siempre el Rabo de la Sartén. Cercano al Rabo, las calles del Recreo y Margallo, ésta en homenaje a D. Juan García Margallo, general cacereño muerto de forma cruel en el Rif marroquí en 1893.

Había un barrio del Pocito que unía la antigua Carrera con la salida de Amargura. Luego se prolongó hasta la Calleja de las Viñas. El 20 de diciembre de 1909 la que ya era calle Pocito pasó a llamarse de Francisco Corcho, el célebre cura, “el hombre de las tres borlas” por poseer tres doctorados, un genio del que ya hablaremos. A punto estuvo el cura Corcho de perder su calle no ha mucho tiempo, pero se salvó de milagro. En esa misma fecha el Ayuntamiento distinguió de la misma forma a otros tres personajes ilustres: D. Saturnino Serrano, D. José Fernández Ballesteros y D. Cándido Osuna García.

A D. Saturnino, destacado abogado y sacerdote, le fue asignada la calle donde nació, hasta entonces la calle del Cuenco, apelativo, según dicen y no aseguro, que era debido a vivir en ella los más arrimados al “cuenco municipal”, es decir, a las riendas del poder. Lo mismo pasó con Ballesteros a quien se le dedicó la calle donde vio la luz. Fue Ballesteros un relevante patriota en la guerra de la Independencia. Luego desempeñó brillantes cargos en nuestra región hasta llegar a ser magistrado de la Audiencia de Sevilla. Al acérrimo liberal Osuna García, abogado, diputado provincial, diputado a Cortes de la Nación, toda una personalidad en su tiempo, se le adjudicó la calle donde vivió, anteriormente del Arrabal, la que daba la vuelta a las traseras de la iglesia y seguía hacia abajo, una calle que había quedado considerablemente reducida en su parte superior por la construcción de la capilla del Amor Hermoso.

Seguiremos con el tema. Dentro de quince días ¡Hasta entonces!

Antonio Alviz

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13 Comments

  1. Juanmi

    Hola de nuevas Obamin. 

    No creo que seas la persona adecuada para dar clases de lengua. Sólo hace falta leer tu primer comentario para ver la gran falta de ortografía que has cometido:

    ¿E vuelto a 1946? Siento decirte que se escribe así: ¿He vuelto a 1946?

    Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Cuidado, me adelanto, he querido poner careces y no Cáceres al igual que Antonio torreoncillo y no Torrejoncillo, cuidado 😉  

    Un saludo y que nadie se sienta ofendido 😉

  2. Cristian Moreno Canalo

    Da gusto contar en TTN con la presencia de Antonio Alviz, quién mejor para dar luz a la historia de nuestro pueblo. No dudo que será una sección con gran éxito de lectura. ¡Gracias por compartir esa historia con nosotros!

  3. Jose Pedro Martín Lorenzo

    Obamin, el título viene de la palabra «torreón», de donde deriva también el nombre del pueblo. De ese «torreón pequeño» de la dehesa.  Por lo que el título es así, no hay error alguno y así se seguirá llamando.

    Por otro lado, esto es una sección histórica y en ella podrás leer escritos históricos, no de opinión y si a ti te parecen manidos, es tu opinión y lo respeto, a mí particularmente éste no me lo parece como simple lector.

    Si sigues nuestra página podrás comprobar que tenemos secciones de opinión, por lo que te invito a que nos envíes todos aquellos escritos que desees, pero con una condición, dando la cara, firmándolos.

    Y por último te doy la razón en recomendar la revista el Telar y el Libro de San Pedro, en él hay artículos muy buenos, pero para nosotros es un auténtico honor que Antonio escriba en TTN y también nos gustaría contar contigo y con todo aquel que lo desee. 

    Un saludo, Chepe.

     

     

  4. obamin

    Señores,que nadie se sienta ofendido…y por favor miremos para adelante.Lo de atras ya esta escrito.Un  saludo y buenas noches a todos.

  5. obamin

    ¡Hola Juanmi! 
    1°-Mi pueblo se llamaTorreJoncillo.Con J teguste o no
    2°-Los nombres propios no llevan articulo.Ejm: Pablo,si; el Pablo,no.
    Resolucion:Suspenso en lengua.sabes menos que uno de primaria.
    Moraleja:hasta en el titulo se quedo anticuado.

  6. obamin

    Buenas noches señorito (supongo que no estas casado)Periquin.Esta seccion me gusta tanto o mas que a ti,por es la sigo,y digo que este articulo esta ya manido ,vamos que huele.Si te interesa de verdad la cultura de tu pueblo gastate unos euros y comprate EL TELAR ,o asociate a la Romeria que te regalaran un libro con mejores plumas.
    Sobre el tema de la reforma en educacion ,se le pide que nos la explique,como maestro aunque retirado algo debe saber.Tema para la proxima colaboracion.
     

  7. Pedro Lobato.

    Buena entrada, amigo Antonio. Te agradezco el que compartas tu trabajo y tu sabiduría para ponernos al día de la historia de nuestro pueblo. Como sabes yo tengo dos pueblos y en este hemos promocionado mucho el relato histórico para fomentar la identidad como pueblo, incluso, con visitas teatralizadas, a los lugares de mayor valor histórico del municipio. En Torrejoncillo también hubo una iniciativa de visitar a los distintos artesanos en su lugar de trabajo. Y los artesanos son una parte importante de la historia torrejoncillana como tú bien relatas en tus escritos. Ahí tienes un nicho de oportunidad para tu columna.
    Gracias.

  8. José María

    Querido Antonio. Como cabía espera, un precioso e interesante artículo. Saludos

  9. Periquin G.

    Muchas gracias Antonio por acercarnos a los mas jóvenes cosas como estas y poder así saber mas del pasado de nuestro pueblo.
    y decirle a Obamin que sino le gusta esta sección es tan fácil como no leerla, como también es fácil que usted redacte el articulo sobre los recortes en educación. un saludo.

  10. Juanmi

    ¡Hola Obamin!

    La sección se llama «Desde el torreoncillo» con lo cual no le sobra ni le falta nada. 

     

  11. onamin

    En estos tiempos que corren que se recorta en educacion y cultura (las mas perjudicadas,por cierto) no esta mal aprender los nombres antiguos de las calles de mi pueblo.Recordando generales,boticarios y curas.¿E vuelto a 1946?.Dejemos las reposiciones de programas pasados,hablemos de futuro.Si sabemos.

  12. obamin

    Al titulo le falta la j de torrejoncillo,por consiguiente le sobra el articulo «el»

  13. pepa

    Quería decirle, querido Don Antonio, que Julia y servidora estamos encantadas de compartir los miércoles con usted. Gracias por regalarnos su sabiduría.

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