La verja del atrio
Así de triste, tétrico y patético se presentaba el atrio de nuestra iglesia parroquial antes de 1937. Podría añadírsele en este caso lo de lúgubre, fúnebre y luctuoso por la circunstancia del momento: el sacerdote, D. Camilo Sánchez, el sacristán, D. Pedro Llanos y los portadores del estandarte, la manga y el Crucificado salen de la iglesia en busca de un difunto, ante la presencia de un desconocido feligrés que inclina respetuosamente la cabeza al paso de los símbolos sacros. Algo menos amarga quedaría la imagen si despareciera de ella todo lo relacionado con el entierro, pero no mucho...
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