
Federico en la mirada de los niños

«Como me pierdo en el corazón de algunos niños
me he perdido muchas veces por el mar…»
(Federico G. Lorca)
En la tarde-noche del domingo de San Juan, tuvo lugar la primera de las representaciones para clausurar el Curso de Teatro, impartido en la Universidad Popular de Torrejoncillo por Pedro Luis López Bellot durante el curso 2017-2018.
El salón de actos de la Casa de Cultura “Raúl Moreno” se llenó de espectadores que disfrutaron de la puesta en escena de una zapatera lorquiana muy especial, porque estuvo interpretada por unos actores y actrices muy menudos. Federico siempre amó a los niños, porque éstos son la sal de la vida, el rayito de sol que borra la melancolía de las nubes . En cada texto lorquiano hay siempre un cachito del corazón de los niños, porque Federico tenía alma de infante: “hay un niño que pierden todos los poetas” escribió en el Poema de la Feria (1921).
Y por entre las cortinas, con la ilusión pintada en los ojos, asomó el alma trémula de un Federico niño que nos animaba a prepararnos para lo que íbamos a vivir y a sentir. Una zapatera con ganas de alzar su voz y reivindicar lo que el corazón encierra le pedía paso con insistencia, y el autor no tuvo más remedio que darle voz para que expresara todo lo que llevaba dentro: ¡menudas son las zapateras y su santa compaña!
Fueron dos actos en el que los actores: Hugo, Víctor, Adrián, César, Nicolás, Antonio y las actrices: Celeste, Silvia, Elvira y Eva, niños y niñas que no pasaban de los diez años, sabiamente dirigidos por su maestro, Pedro Luis López, supieron condensar la esencia de La zapatera prodigiosa, obra en la que la protagonista se debate , como nos debatimos todos- ese es el sino del hombre-, entre la realidad y el deseo, entre lo que la vida nos ofrece y/o nos impone y lo que realmente quiere nuestro yo más íntimo, ese que habita en algún rincón del alma. “No es no” dijo la zapatera en una ocasión. No es no, porque así ha de ser, porque nadie ha de doblegar al otro, porque necesitamos tomar conciencia desde pequeños de que todos y todas tenemos derecho a vivir en igualdad, a que nadie ponga freno a nuestra manera de sentir y de vivir.
Estos actores y actrices menudos nos hicieron comprender que si todos nos respetáramos de verdad, sería más fácil hacer realidad nuestros deseos y el mundo giraría a la medida del los sentimientos de los hombres y mujeres que lo habitan. En este mundo, los niños lo saben bien, nadie debería valer más que nadie, porque toda vida es sagrada.
Esta pequeña compañía demostró un año más que se hace grande sobre el escenario, pues fueron capaces de salir airososos del difícil lance de interpretar a los personajes lorquianos, y eso son palabras mayores. Ellos, los actores y actrices de la Little Company, tenían anoche una importante misión: poner las cosas de la vida sobre el escenario, y la cumplieron a la perfección.
Mª José Vergel Vega
Es verdad Juani! Vaya año de secretismo! Cada año se superan, son una maravilla de niños!!
Pequeños pero muy grandes,después de casi un año de trabajo y secretismo nos volvieron a sorprender un año más.Mi enhorabuena a estos pequeños pero muy grandes que supieron torear los nervios del momento.
Me encanto!!que bien lo hicieron.enhorabuena para todos