Banaliza, que algo queda

Charo Alonso es profesora de Lengua y Literatura en Barco de Ávila, pero antes de irse a tierras castellanas, de donde es natural, pasó por el I.E.S.O. Vía Dalmacia una larga temporada conviviento junto a nosotros y llevándose con ella un trocito de nuestro pueblo.

Ahora publica periódicamente una columna en el periódico digitalextremadura.com y nos ha cedido sus artículos para que los publiquemos en TTN. Charo ya ha colaborado con algunas entradas en nuestro blog y también lo ha hecho en el último número de la revista El Telar.

Gracias Charo desde el equipo de TTN.

Banaliza, que algo queda

Me imagino que cuando el Presidente Zapatero pidió a sus nuevos ¿nuevos? Ministros que supieran venderse y ser portavoces de sí mismos, no se refería a comparar la subida de la luz con el precio de los cafecitos, figura retórica con la que se ha cubierto de gloria el ministro de Industria. Cafeína más o menos, calderilla más o menos, lo que importa ahora es ese infinito cansancio del ciudadano medio que asiste impotente a todo tipo de decisiones que afectan directamente a su vida cotidiana; un cansancio que no tiene vías para manifestarse y que se nos está atragantando más que las doce uvas del día 31. Sube todo, hasta la edad de jubilación, sube todo, hasta el líquido marrón de mi cafetera italiana colocada sobre la encimera eléctrica… qué horror. Sueño con bombonas de butano a precio de oro y lleno el depósito del coche a cuentagotas preguntándome cuánto tiempo voy a estar yendo a trabajar para pagar una hipoteca que, seguro, también sube, porque aquí, menos la libido ¿Quién va a tener ganas de follar con este panorama? sube todo. En fin. Puestos a banalizar, me apunto a ver si veo algo más allá de recortes, índices de paro, ayudas que se desvanecen. Uno confía en que el ejercicio de la política haga un esfuerzo de contención y la cosa no se quede en llamar a la ministra “La Chacón” o comparar las subidas más dolosas con los famosos cafés zapateriles que valían céntimos. Banalizamos para no esforzarnos en pensar, banalizamos para no acabar de cabrearnos, deprimirnos ni hastiarnos. Banalizamos para hacer un chiste, esta vez sin fumar un cigarrito, sin pagarle el café al vecino, sin acritud. Banalizamos con el deseo inmenso de seguir para adelante y desear que el año que entra nos devuelva la esperanza de que todo va a arreglarse. Puestos a banalizar, este pobre ministro que se largue del gobierno y monte una tasca al lado del congreso… seguro que se forra poniendo cafés.

Charo Alonso.

Fuente: Digitalextremadura