Tiempos de romería

Llega abril y en Torrejoncillo el son de las cornetas y tambores de Semana Santa, se mezcla con la música alegre y festiva que anuncia la llegada de la Romería, una fiesta para vivir en familia, dónde compartir viandas y buen vino con amigos; una fiesta en torno a la figura de Simón Pedro, pescador de oficio y firme seguidor de Jesús de Nazaret.

Es la romería una de estas fiestas entrañables en la que un pueblo se hace precisamente eso, PUEBLO, bien sea porque recordamos aquellos que nos dejaron en legado tan bonita tradición, bien porque nos unimos para hacer algo juntos. Este día tenemos un vínculo común, una misma alegría.

Pero, ¿estamos manteniendo la tradición, o por el contrario, estamos perdiendo la esencia de esa romería tradicional y campestre en aras de una romería más urbanita y “encarpada”? Quizás debiéramos reflexionar sobre este tema, quizás debiéramos apoyar la labor de “Los amigos de San Pedro” de una forma más activa, para que lo que un día fue la fiesta de nuestros antepasados no se pierda. En mi anterior columna traté el tema de envejecer activamente y de la intergeneracionalidad, el encuentro de los más mayores con los que aún no han comenzado a tener responsabilidades de adulto. Desde esta humilde columna quiero invitar a las instituciones religiosas y educativas a plantear este tipo de encuentros más a menudo con el fin de que la tradición oral no se pierda, con el fin de que nuestras fiestas evolucionen, claro, pero sin perder su esencia. Nadie como los mayores de nuestra localidad para contarnos cómo eran el paseo de Las Cruces y las Alboradas, nadie como ellos para ayudarnos a elaborar los platos típicos para compartir en la pradera, nadie nos trasmitirá mejor las tonadas y las loas al Santo. Aspectos todos sin los cuales nuestra romería dejará de serlo. Dicho queda, ahora pongamos cada uno nuestro granito de arena.

Os deseo a todos una feliz romería, una Romería dónde la diversión conviva en armonía con la tradición.

Tomás Moreno Sánchez