Todos queremos más
Los extremeños se lanzan cada Navidad con avidez a la caza de un décimo
Por los años sesenta se hizo popular una canción que decía: «El que tiene un peso quiere tener dos, el que tiene cinco quiere tener diez…» y el estribillo repetía varias veces: «Todos queremos más, y más y más, y mucho más».
Lo mismo ocurre año tras año con la lotería de Navidad y la del Niño (que ya es pasado). Los extremeños, como el resto de españoles, se lanzan con avidez a la caza de un décimo o una participación de lotería con las ilusiones puestas en el sorteo de Navidad o, si no hay suerte, en el del Niño. Cáceres tiene menos probabilidades de que toque el gordo o cualquier otro premio sustancioso porque es de las provincias que menos juega, no porque tenga menos suerte.
Está demostrado que no valen las supersticiones ni las manías ni las corazonadas. Claro que, por si las moscas, los pretendientes a millonarios no deberían comprar un boleto acabado en 13 porque la historia de la lotería nos dice que no ha tocado nunca. En los días anteriores al sorteo soñarán despiertos con la realización de sus deseos y la esperanza de que dentro de poco serán millonarios. Aunque no sé si alguno se habrá planteado qué haría con su vida en esas circunstancias. Claro que la triste realidad les hace sacar el lado más optimista y se dicen unos a otros al día siguiente que lo importante es la salud y esperan, pacientes, la suerte el próximo año. Supongo que esto habrá venido repitiéndose desde el primer sorteo allá por 1812 cuando el premio gordo eran 8.000 pesos (quizá de ahí la canción de «Todos queremos más» ) y el billete costaba 40 reales, o sea, 10 pesetas. Los necesitados juegan para salir de pobres, los ricos, para ser más ricos, ya lo decía la canción, otros compran lotería al ver a sus amigos o compañeros de trabajo que lo hacen, no vaya a ser que se vuelvan millonarios y él siga pobre, la mayoría por costumbre, otros, por compromiso, compran participaciones con recargo, pero todo corrobora la letra de la canción: «El que tiene un peso (ahora serían euros) quiere tener dos…»
Rosa López Casero
