
Al mal tiempo, buena cara

Parece ser que ni siquiera la atmósfera está últimamente de nuestra parte, y hasta ella nos pisa la cabeza, mandando una lluvia tras otra durante estas vacaciones de Semana Santa, lluvias de las que ya estábamos más que hartos cuando llegó el Domingo de Ramos, porque estamos viviendo una de las temporadas más lluviosas de los últimos años. Las cosechas se pudren, los ríos se desbordan, los planes de vacaciones se encharcan y los ánimos se humedecen. Por lo menos, los pantanos están llenos, y este verano no habrá que lamentar restricciones ni sequías, algo es algo.
Pero, como dice el refrán, al mal tiempo buena cara; que es lo único que podemos hacer en tiempos tormentosos: refugiarnos y esperar que vaya pasando el huracán. Poco a poco hay voces que tímidamente auguran que para el año que viene la tormenta empezará a amainar, y que poco a poco el Sol se asomará de nuevo a estas tierras. Yo no sé si será el año que viene o el próximo, pero sé que el Sol saldrá de nuevo para darnos calor, iluminar el horizonte y hacer crecer los cultivos. Es una estrella enorme, y pesa millones de toneladas, pero la gente de este país está tirando de él con todas sus fuerzas y no hay absolutamente nada que la gente de este país no pueda hacer cuando todos se esfuerzan en la misma dirección.
Javier Chain Villar