
LA OBRA DEL PANTANO ESTÁ AL 18% DE EJECUCIÓN
A ese plazo se refirió su director técnico, Justo Mora, el 21 de septiembre del año pasado, cuando viajó hasta Cáceres para explicar a la comisión de desarrollo local del ayuntamiento cómo iban los trabajos. Por entonces, se habían instalado unos nueve kilómetros de tuberías, de los 65 que hay que colocar para unir el embalse de Portaje -en el norte de la provincia, entre Coria y Torrejoncillo- y el del Guadiloba. Ahora, la CHT explica que están ya en su sitio unos 12 kilómetros (en las cercanías del Guadiloba y en la zona de Portezuelo), es decir, que la obra, en lo que a las conducciones se refiere, está al 18 por ciento.

Una historia lenta
Los trabajos arrancaron en diciembre del año 2008, quince meses más tarde de lo que anunciaba el cartel informativa de obra colocado en su día junto al pantano cacereño. Y un año después de que se celebrara el acto de colocación de la tubería, con los responsables de diferentes organismos de la administración posando para los fotógrafos y cámaras de televisión. Como se ha demostrado con el paso del tiempo, fue una convocatoria de cara a la galería, porque las máquinas no volvieron a aparecer por el sitio hasta pasado un año. El balance, pues, es que en quince meses se han instalado 12 kilómetros de tuberías, y que queda un año para añadirles los 53 que faltan.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que en una infraestructura de este tipo, la labor no se limita a colocar conducciones, sino que hay que realizar otras labores previas y posteriores. Además, la abundancia de precipitaciones de este invierno ha retrasado el ritmo de los trabajos.
A esto hay que añadir un tercer factor: en el caso de la obra de Portaje, llueve sobre mojado. Primero fueron algunos problemas con las expropiaciones de terrenos lo que retrasó el inicio de las obras. Y después, el proyecto se topó con un inconveniente de orden técnico importante. La previsión inicial era cruzar el embalse de Alcántara ‘grapando’ las tuberías a los puentes de la carretera N-630, pero llegado el momento de las alegaciones, el Ministerio de Fomento no dio su permiso. Sus técnicos consideraron que esos viaductos fueron concebidos para soportar el peso del tráfico, y por razones de seguridad, no están preparados para que se les añaden las conducciones. Un problema, por otro lado, que la CHT conocía desde el año 2005, y al que de hecho, se refirió por entonces el ayuntamiento de Cáceres -con el popular José María Saponi como alcalde- en su escrito de alegaciones al proyecto.
Descartados los puentes de la N-630, la segunda opción eran los viaductos de la autovía A-66, pero Fomento también se negó. Entre otros motivos, por razones estéticas. En este punto, hay que recordar que uno de esos puentes costó doce millones de euros, se instaló de un modo pionero en Europa y su entrada en servicio se retrasó porque sufrió el ‘efecto resonancia’, o sea, la estructura oscilaba de forma espectacular con vientos de tan sólo treinta kilómetros por hora.
Con estas dificultades, la CHT ha optado por que las conducciones vayan bajo el agua, lo que ha obligado a cambiar el proyecto. «El modificado -explica la Confederación- está prácticamente aprobado, sólo faltan una serie de trámites de tipo administrativo que estarán listos en cuestión de días».
El proyecto incluye también un ramal desde las cercanías del embalse de Gabriel y Galán hasta el de Portaje. Esta medida se explica por la limitada capacidad de este último (23 hectómetros cúbicos, sólo tres más que el Guadiloba), lo que obliga a recurrir a una segunda fuente de abastecimiento para garantizar que a Cáceres y trece pueblos a lo largo de ese recorrido de 65 kilómetros no les faltará agua a lo largo del año.
Fuente: Diario Hoy