
La lengua bañada
No soy muy amigo de refranes y sentencias populares. Aunque hay quien dice que esconden más sabiduría que los libros de los filósofos, yo pienso que, en general, son un zarrapastroso muestrario de lugares comunes y clisés más o menos graciosos y que, si alguna vez aciertan, no suele ser a causa de su calidad, sino de su cantidad. Y es que, al haber tantos y tan diversos, es raro no encontrar alguno que diga lo que pretendemos, a pesar de que, igualmente, haya otro diga lo contrario. Me vienen a la memoria “Al que madruga Dios le ayuda” y “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Hale, lector, áteme usted a ese madrugador por el rabo. Pero, a veces, hasta los refranes aciertan. Me parece que ha sido en uno de esos pequeños azulejos que hay colgados en algunos bares, y que contienen frases como “Hoy no se fía. Mañana sí”, donde he leído uno que no quiere venirme al caletre en su tenor literal, pero que venía a decir algo parecido a: “Hoy es un hermoso día, pero verás como viene alguien y lo jode”. Bueno, pues hoy era un hermoso día. Es jueves tarde y apenas me queda un rato de trabajo mañana para comenzar el fin de semana. Además, anoche escribí una letrilla rimada, que no me atrevo a llamar poema, porque albergo la íntima...
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