
El tunel del tiempo
Mi mami, que es muy propia como dirían en Torrejoncillo, nos tiene a todos a dieta de gazpacho con pepino. Lo suyo es el imperativo categórico y ya lo dijo desde el primer día: esto es cosa de las hamburguesas esas que le das tú a la niña en cuanto me descuido. Y es que mi santa madre me alimenta a la cordera a la vieja usanza, y no soporta que nadie le enmiende la plana con comida basura. Así está la ternera –y no es por que sea mía- lustrosa, todo mérito de la abuela. Si mi madre fuera la menestra de Medios, seguro que se va a ver a la Merkel con dos litros de gazpacho en el termo. A ella le va la acción directa. Y mientras encabeza su defensa del producto nacional, su hija, es decir, la que subscribe, se encuentra verdaderamente obsesionada con este efecto de tunel temporal que marea: por este país no pasa el tiempo, hemos cambiado los calzones de Fraga en Palomares por la figura potente de la consejera andaluza de agricultura devorando pepinos en una imagen que, seguro que ha hecho pensar a los alemanes que nuestra huerta es cuanto menos, delirante. Y puestos a mantenernos ¿Qué hace Rubalcaba otra vez aquí pidiendo que le llamen Alfredo? Con ese nombre tan eufónico yo me quedaba con el apellido, señor candidato,...
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