
UNA BARRA DE PAN, DIEZ EUROS
El pan es una de las cosas en las que gastamos nuestro dinero cada día. Lo mismo pasaría con el agua si para abrir el grifo en el aseo diario o cuando tenemos sed, tuviéramos que echar una moneda como en las máquinas expendedoras; aunque en este caso el desembolso de lo consumido suele ser trimestral. También la ropa forma parte de las partidas presupuestarias en la economía de cualquier ciudadano, pero las compras no se suelen hacer patentes hasta que no se cambia de temporada, por regla general. Seguiríamos nuestro recorrido de necesidades por los electrodomésticos, cuya duración modernamente se estima en seis o siete años; los vehículos como herramientas de trabajo, con una vida de unos diez años, y así añadan las que se les ocurran hasta llegar finalmente al objeto que tiene un desembolso casi único y exclusivo en la vida: la vivienda. A pesar de las diferencias obvias de cada elemento de la serie, todos tienen en común, con variables lógicas para cada caso en particular, que son necesidades básicas en el desarrollo de las vidas de las personas y, por tanto, están siempre en el punto de mira de todos cada vez que los precios suben o se publican los datos mensuales del I.P.C. Pero el gasto en una necesidad básica espaciado en el tiempo no tiene por qué implicar una subida de los...
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