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7 de diciembre, la noche mágica torrejoncillana

Carmina SantosSiete de diciembre, son las primeras horas de la mañana y ya sueño con el momento de la partida hacia Torrejoncillo. Hoy el colegio se me hará interminable y mi padre nos hará sufrir a todos por su tardanza en la partida hacia el pueblo. Mi abuela dirá una y otra vez, “ este hijo mío, hay mi Pepe… “ Y lo disculpará ante todos los se quejan de nuestro retraso y llevan esperando nuestra llegada bastante tiempo, hasta que no estemos todos allí no se quemarán las jachas, la ilusión de todos los niños del pueblo, ese encendido que dá el pistoletazo de salida a nuestra Encamisá.

Estos son los recuerdos de mi infancia , en esta noche del 7 de diciembre. Después vendrán otros, cuando ya adolescente esperas ese día con la ilusión de tener por parte de los padres un poquito más de asueto para disfrutar de la noche con nuestros amigos sin estar al arrullo de los progenitores. Claro, que algunos y algunas aprovechan discretamente para ir de la mano de ésa persona que empieza a atraerte. Son los primeros amores que llegan a nuestra vida, y en esa noche tratas de estar más cerca de ellos, con esa inocencia que te permite la edad, pues el simple hecho de verlo, ya te alegra la velada de pólvora y jinetes a caballo

Andamos la Encamisá y hacemos la ruta tradicional, saludando a unos y a otro , abrazando a esos amigos que desde hace tiempo no ves, entrando y saliendo de casa en casa donde te ofrecen el vino de pitarra y el coquillo, envueltos en una nube de pólvora y ensordecidos por las repetidas salvas a la Virgen a través de los tiros de escopetas . Y para finalizar, a la recogida del estandarte, nos dirigimos a la única discoteca del pueblo, Sanmar, donde un gentío juvenil se aprisiona para entrar en la misma. Es el momento profano de la fiesta.

Transcurren los años y sigues yendo una y otra vez, año tras año con la misma ilusión o quizás puedo decir que aún con más ilusión. Te encuentras con aquel amigo que se fue a Vitoria y al que hace muchos años no ves. Te presenta a su familia, y en un par de minutos ya estamos recordando los viejos tiempos. Pero también es una noche de amargos recuerdos, donde hechas en falta a los seres queridos, y a aquellos que por uno u otro motivo no podrán estar en nuestra noche.

Y es esto, ese volver a rememorar aquellas vivencias del pasado, aquellos sentimientos que nos unían, lo que convierte a esta noche del 7 de diciembre en una noche especial para cualquier torrejoncillano. Es la noche del reencuentro, de amigos, familia, paisanos que emigraron a otras ciudades y de aquellas vivencias que llenaron nuestros jóvenes días y que nos seguirán llenando año tras año, pues aunque todos los 7 de diciembres repetimos una y otra vez la tradición de nuestro pueblo, todos los años tienen un matiz distinto y especial que engrosarán nuestro baúl de recuerdos.

Esta es la magia de la noche de la Encamisá , la que une a todos los torrejoncillanos y acoje a todos los que nos quieren acompañar.

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Fuente: Digital Extremadura

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