La Encamisá: Noche Mágica

No sé si podré inspirarme
y escribir una poesía
que hable de La Encamisá.
Quizás no sepa expresarme
como a mí me gustaría
pero lo voy a intentar.

Es arriesgada la apuesta,
pero prometo esforzarme
y poner todo mi empeño
para hablaros de una fiesta
que comenzó a cautivarme
desde que yo era pequeño.

No tengo el bachillerato,
ni sé de literatura,
sólo tengo la E.G.B.
pero para hablar un rato
de esta fiesta y de La Pura
tengo un lápiz y un papel.

No me hacen falta más cosas
para expresar lo que siento
y decir de corazón,
que esta fiesta tan grandiosa
hace que viva momentos
de verdadera emoción.

Fiesta De Interés Turístico.
Tenemos bien merecido
ese reconocimiento,
pues pocas veces he visto
eventos tan emotivos
como este acontecimiento.

La mañana de la ofrenda
y la noche del pregón
no nos suelen defraudar;
la expectación es tremenda
y sirven de introducción
a lo que está por llegar.

Para un torrejoncillano
la canción que se te graba
y que nunca se te olvida,
es la canción que cantamos
a María Inmaculada,
es la de Pues Concebida.

Esta noche indescriptible
muchos de nuestros paisanos
han venido desde lejos.
Hacen todo lo posible,
todo lo que está en sus manos
para acudir al festejo.

No se lo quieren perder,
pues la noche del día siete
no es una noche cualquiera.
Pronto van a dar las diez,
ya se acercan los jinetes
y el corazón se acelera.

Pero también hay personas
que tienen la mala suerte
de no poder asistir,
ellas también se emocionan
y aunque se encuentran ausentes
parecen estar aquí.

Aquí en el pueblo se espera
la llegada del día siete
igual que el agua de mayo,
para encender las hogueras
y ver a nuestros jinetes
montados en sus caballos.

Cuando sale el estandarte,
ver la gente emocionada
echando vivas y vivas
me resulta impresionante.
¡Viva María Inmaculada!
¡Viva la Virgen María!

No puedo evitar llorar,
y son lágrimas sinceras
las que yo estoy derramando;
y me vuelvo a emocionar
al ver gente forastera
que también están llorando.

La plaza se llena de gente,
me atrevería a asegurar
que no cabe un alfiler;
y el mayordomo impaciente
espera con ansiedad
el estandarte coger.

Esta es su noche,sin duda.
La que siempre había esperado,
la que de niño soñó;
y al recibir a La Pura
está tan emocionado
que hasta le tiembla la voz.

La procesión va a empezar,
va despacio,lentamente;
suele acabar a la una.
Ahora toca disfrutar,
que esta noche es diferente,
como esta noche ninguna.

Veréis por el recorrido
balcones engalanados
con la imagen de María,
y podéis andar tranquilos
que iréis bien acompañados
si es la Virgen la que os guía.

Virgen Sagrada María.
Si pudieras concederme
esta noche algún deseo,
esta vez te pediría
que ayudases a la gente
que se encuentra sin empleo.

Defensora de la Fe.
Encuentra las soluciones
para sacarles de apuros,
que no acierto a comprender
que algunos gasten millones
y otros estén sin un duro.

Han venido amigos míos
que no conocían la fiesta
y están muy entusiasmados,
porque nunca habían vivido
una fiesta como esta
y se marchan encantados.

Se marchan con la intención
de que tienen que volver
para vivirlo de nuevo.
Se van con la sensación
de que no es un hasta nunca,
es más bien un hasta luego.

Al que no sea del pueblo
lo invito a que nos visite
para ver La Encamisá,
se llevará un buen recuerdo
y si se acerca al convite
los coquillos probará.

Si venís comprobaréis
que ha merecido la pena,
que es una noche especial;
y jamás olvidaréis
una experiencia tan buena,
os lo puedo asegurar.

Ya nos están anunciando
los fuegos artificiales
que acaba la procesión,
que la fiesta está llegando
a sus momentos finales,
que esto ya se terminó.

Pero mañana tendremos
otra cita con María,
que es el día de La Pura,
y a la Iglesia acudiremos
para hacerle compañía
y venerar su figura.

Todo el pueblo se ha acercado
para admirar tu pureza,
para admirar tu dulzura.
Estamos aquí a tu lado
contemplando tu grandeza,
contemplando tu hermosura.

Quizás se me olvide algo
sobre esta mágica noche
al escribir este texto.
Por eso no estoy a salvo
de que alguien me lo reproche
pues sería lo correcto.

Concluyo ya mi poesía,
y estos versos tan sencillos
que están llegando a su fin,
se los dedico a María,
a todo Torrejoncillo
y al pueblo de Valdencín.

Y antes de decir adiós,
con la mano bien arriba,
con la mano bien alzada,
hoy me atrevo a alzar mi voz
para exclamar con un viva:
¡¡¡VIVA MARÍA INMACULADA!!!

ROBERTO MARTÍN MORENO