Mi segunda consulta es el Museo del Prado, allí tengo unos 80 pacientes

Enrique Santos. Unidad de Neurooftalmología del Hospital Clínico San Carlos

Quizás si Doña Ana de Mendoza y de la Cerda, también conocida como princesa de Éboli, lo hubiera sabido habría esperado a este siglo. Enrique Santos analiza lo que ve tras las pinceladas de artistas pasados. Cuadros como ‘El Cardenal’ o ‘La Transfiguración’ de Rafael de Sanzio, la obra desconcertante del Bosco, las sugerentes de Pieter Bruegel, aguardan pacientemente en la lista de espera para ser estudiadas y encontrar su tardía cura. Reconoce que su segunda consulta es el Museo del Prado, un lugar idóneo para contemplar la historia, aunque él sólo vea el diagnóstico.

Pregunta. Viendo tu historial pictórico, ¿se puede decir que tienes un buen ojo clínico?

Respuesta. Yo creo que como todos los médicos. Es una carrera vocacional y todos tenemos un buen ojo clínico.

P. ¿Es la carrera de Medicina como un gran lienzo complejo al estilo barroco?

R. Es un cuadro enorme que siempre estás retocando. Terminas por un sitio y empiezas por otro. Finalizas ese cuadro, ni siquiera el día que te jubilas, el día que te mueres.

P. Cuando ves una obra, ¿la radiografías visualmente y diagnosticas?

R. Cuando veo una obra de arte en la que creo que hay una patología ocular la trato como un paciente más. Me aproximo al paciente, a través del pintor, de la época, del estilo y luego analizo lo que tiene. Mi segunda consulta es el museo del Prado, allí tengo unos 80 pacientes.

P. Precisamente, Doña Ana de Mendoza y de la Cerda es su paciente, ¿cuál es el cuadro clínico?

R. Yo creo que es un personaje de la Corte de Felipe II muy atractivo desde el punto de vista político. Se ha especulado mucho sobre su vida privada. En el estudio que hicimos, que nos llevó tres años de aproximación a la figura histórica de Ana de Mendoza, fuimos descartando todo tipo de patologías oculares. ‘La princesa de Éboli’ aparece con el parche aproximadamente a los 14 años, con esto descartamos muchas patologías oftalmológicas pediátricas, estrabismos, leucocorias. Posiblemente lo que le ocurrió fue un traumatismo. Aunque sea un personaje muy interesante, nunca nos hemos metido en su vida privada, como no lo hacemos con ningún paciente.

P. Tiene hasta historia clínica digital. ¿Es una avanzada a su tiempo en esto de la e-Salud?

R. Nosotros con todas las obras de arte que analizamos las tratamos como pacientes y hacemos una historia clínica. En muchos casos son reducidas, pequeñitas y se publican en revistas científicas, concretamente en la sección histórica de los archivos de la Sociedad Española de Oftalmología. En el caso de Doña Ana de Mendoza lo que hicimos fue una historia clínica completa, datos de afiliación, quién era, quienes eran sus padres, antecedentes personales, basándonos en los registros y testimonios de la época; las cartas de Carlos V, de los secretarios, de Felipe II.

P. ¿De dónde te viene esta afición de diagnosticar pacientes encuadrados?

R. Llevo haciéndolo desde hace más de 15 años. Tengo publicados cerca de 80 trabajos.

P. ¿Esconde la pintura todo un manual clínico?

R. Totalmente. Los pintores reflejaban a los personajes tal y como eran, con sus defectos y sus virtudes que ahora se pueden detectar.

P. Pasamos del diagnóstico al tratamiento de la Sanidad. ¿Precisa el SNS de brocha gorda?

R. Yo creo que necesita tanto brocha gorda como fina.

P. ¿Consideras que es todo obra de miopes?

R. No. Yo creo que hay extraordinarios profesionales médicos y que los pacientes tienen mucha paciencia.

P. Vamos que, ¿depende del cristal con que se mire…?

R. Lo importante es la agudeza visual. Disponemos de un sistema de salud extraordinario. Cuando uno viaja por el mundo se da cuenta de la suerte que tenemos, lo que pasa es que es necesario que lo cuidemos entre todos, pacientes, profesionales de la salud y políticos.

P. Muchas veces se ponen parches para solucionar problemas de vista, ¿en materia sanitaria son útiles?

R. En la oftalmología tienen resultados buenísimos. Ojalá que esos parches tengan buenos resultados y recuperen el ojo ambliope.

P. El Caballero en la mano en el pecho, ¿padecía del corazón?

R. (Risas) Yo sólo entiendo de ojos, aunque por cierto, ahora vamos a publicar un estudio porque tiene una ‘ptosis’, una caída de un párpado.

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Píldoras

¿Un cuadro?  ‘El Triunfo de la Muerte’ de Pieter Bruegel.

¿Tu pintor favorito? Pieter Bruegel ‘El Viejo’.

¿Algún museo por conocer? Las grandes colecciones norteamericanas de la costa oeste.

Si no hubieses sido oftalmólogo, ¿qué serías? Médico de familia.

¿Tu próximo reto pictórico? La publicación de un libro sobre Oftalmología en El Prado.

Carmen M. López / Madrid

Fuente: Gaceta Médica