
LA POSADA
Los próximos artículos van dedicados a las estancias públicas que había en los pueblos como la posada, la taberna, las escuelas, etc.
La posada
La posada era el hotel-restaurante del pueblo; como actualmente, existían distintas categorías: los de primera que tenían cama y comida y eran atendidos por la posadera, los de segunda, que pernoctaban en el suelo con una colchoneta de paja y la posadera les hacia la comida en común y los de tercera, que se las apañaban como podían, en el suelo con una manta que ellos llevaban; en el invierno había una lumbre toda la noche encendida para quien la necesitara.
Todos los forasteros que iban al pueblo pasaban por la posada, era el único refugio techado que había, pasaban viajantes, tratantes, ganaderos, y como en los pueblos pequeños no había artesanos, aquí se juntaban también el albardero, ojalateros, seroneros, caldereros, relojeros, sastres, zapateros, afiladores, trilleros y muchos más artistas que durante la noche se juntaban y se lo pasaban bastante bien contando chistes, anécdotas, sus fechorías, jugando a las cartas, etc., después de dormir, ya de día, cada uno a su trabajo dando vueltas y voceando que estaban en la posada; cada uno tenía su forma característica de hacerlo: El calderero lo hacía con una sartén y un martillo, con un característico repiqueo: TIRINTITN,TIRITIN…,los cacharros rotos los llevaban a la posada donde montaban un taller con dos herramientas esenciales, una bigornia y un martillo, con ella echaba hondones a los calderos, hacía remaches ,etc. y todo a base de mucha pericia y arte. El seronero salía por el pueblo con la voz de: SERONERO…,el albardero igualmente gritaba que había llegado, ponía su taller en la posada para reparar las albardas, para lo cual necesitaba paja larga y lona, esta era la materia prima, esta era una de las formas que había para que se enterara la gente del pueblo quien habían llegado ,pero también existía otra forma de anunciarse, era a través de los bandos o pregones y para ello había un señor que era el aguacil del pueblo, que entre otras tareas tenía la de dar las noticias, se ponía en los sitios más estratégicos del pueblo y allí con un característico pitido de corneta y con un ritmo determinado voceaba el bando; había dos tipos uno: con permiso del señor alcalde ha llegado a la posada el relojero y este era con un solo pitido, mientras que si hacía sonar la corneta dos veces el bando era: por orden del señor alcalde se prohíbe tirar basura en la calle, (me imagino que cada pueblo tendría sus claves para enterarse) también a la posada acudían los des oficiados o parados que curioseaban un poco y a la vez entretenían su tiempo, otro personaje que venía a las posadas de vez en cuando era el ciego de Perales con su guitarra y acompañado de su señora que era muy bajita, contaba leyendas y las noticias de otros pueblos , a la vez vendía calendarios zaragozanos y unos libritos de donde sacaba sus leyendas, Y así transcurría la vida en la posada, los artistas cuando terminaban su trabajo recogían sus cachivaches y… A vocear a otro pueblo y a otra posada…, que quizás fuese a la de Torrejoncillo, administrada por doña Leonor Alviz Martin…
La posada
La posada era el hotel-restaurante del pueblo; como actualmente, existían distintas categorías: los de primera que tenían cama y comida y eran atendidos por la posadera, los de segunda, que pernoctaban en el suelo con una colchoneta de paja y la posadera les hacia la comida en común y los de tercera, que se las apañaban como podían, en el suelo con una manta que ellos llevaban; en el invierno había una lumbre toda la noche encendida para quien la necesitara.
Todos los forasteros que iban al pueblo pasaban por la posada, era el único refugio techado que había, pasaban viajantes, tratantes, ganaderos, y como en los pueblos pequeños no había artesanos, aquí se juntaban también el albardero, ojalateros, seroneros, caldereros, relojeros, sastres, zapateros, afiladores, trilleros y muchos más artistas que durante la noche se juntaban y se lo pasaban bastante bien contando chistes, anécdotas, sus fechorías, jugando a las cartas, etc., después de dormir, ya de día, cada uno a su trabajo dando vueltas y voceando que estaban en la posada; cada uno tenía su forma característica de hacerlo: El calderero lo hacía con una sartén y un martillo, con un característico repiqueo: TIRINTITN,TIRITIN…,los cacharros rotos los llevaban a la posada donde montaban un taller con dos herramientas esenciales, una bigornia y un martillo, con ella echaba hondones a los calderos, hacía remaches ,etc. y todo a base de mucha pericia y arte. El seronero salía por el pueblo con la voz de: SERONERO…,el albardero igualmente gritaba que había llegado, ponía su taller en la posada para reparar las albardas, para lo cual necesitaba paja larga y lona, esta era la materia prima, esta era una de las formas que había para que se enterara la gente del pueblo quien habían llegado ,pero también existía otra forma de anunciarse, era a través de los bandos o pregones y para ello había un señor que era el aguacil del pueblo, que entre otras tareas tenía la de dar las noticias, se ponía en los sitios más estratégicos del pueblo y allí con un característico pitido de corneta y con un ritmo determinado voceaba el bando; había dos tipos uno: con permiso del señor alcalde ha llegado a la posada el relojero y este era con un solo pitido, mientras que si hacía sonar la corneta dos veces el bando era: por orden del señor alcalde se prohíbe tirar basura en la calle, (me imagino que cada pueblo tendría sus claves para enterarse) también a la posada acudían los des oficiados o parados que curioseaban un poco y a la vez entretenían su tiempo, otro personaje que venía a las posadas de vez en cuando era el ciego de Perales con su guitarra y acompañado de su señora que era muy bajita, contaba leyendas y las noticias de otros pueblos , a la vez vendía calendarios zaragozanos y unos libritos de donde sacaba sus leyendas, Y así transcurría la vida en la posada, los artistas cuando terminaban su trabajo recogían sus cachivaches y… A vocear a otro pueblo y a otra posada…, que quizás fuese a la de Torrejoncillo, administrada por doña Leonor Alviz Martin…
Posadas de Extremadura restauradas.
JUSTO DÍAZ GRANADO.