AL FINAL SIEMPRE LE TOCA PERDER A LOS MISMOS
Quien más, quien menos, a lo largo de la semana tiene que haber escuchado que una de las grandes constructoras, promotoras e inmobiliarias españolas, MARTINSA – FADESA, ha “pegado el peo”, dicho en términos técnicos, ha suspendido pagos y ha presentado concurso de acreedores voluntario.
Pero no crean que debe cien mil pesetillas, ¡qué va! Algo así como 5.200 millones de euros, yo intento hacerme una idea, pero es imposible, me cuesta llegar a Cristiano Ronaldo, cuanto más a esta desorbitada cantidad.
Por cierto, no se preocupen ustedes por Fernando Martín, el padre de la criatura, que este señor tiene unos ahorrillos del año pasado guardados a buen recaudo que le dan para llevarse unas presas de tocino a la boca…
El caso es que MARTINSA, por ahora, le va a dejar de pagar a unas cuantas promotoras por desarrollarles ciertas promociones de viviendas, estas promotoras como no cobran, no tendrán dinero para pagarle a las constructoras que están ejecutando estos bloques de pisos, las constructoras que tienen todo subcontratado no tendrán liquidez para abonarle a las empresas de materiales de construcción, fontanería, electricidad, mano de obra (encofradores, albañiles, soladores,…), (podría seguir la cadena), y estas subcontratas que en su mayoría están sustentadas en cimientos de chocolate, se desmoronan al día siguiente que Fernando Martín dice que no tiene ni un “chavo”.
Estas empresas, estas subcontratas, son las que emplean en este país a la mayoría del personal cualificado de la construcción, que por suerte en años atrás, y por desgracia, en estos tiempos, Torrejoncillo cuenta con un buen número de ellos.
MARTINSA es un ejemplo más, pero a lo bestia, del desplome del mercado inmobiliario que como siempre al que más afecta es, a la pequeña empresa, al pobre currito, y si me permiten, al pobre autónomo que después de hacer su trabajo, pagar sus gastos de tuberías o ladrillos, llega el vencimiento del pagaré que le han extendido a seis meses, se encuentra que no tiene fondos y además tiene que pagar el I.V.A. correspondiente de la factura que ha presentado.
Está a la vista de todo aquel que habita en el pueblo que durante la semana hay bastantes más personas en él de las que había, personas que salían la madrugada del domingo al lunes con sus bolsos hasta el viernes a medio día y que ahora esperan y buscan la oportunidad simplemente de poder trabajar y traer un sueldo digno a casa, pero el oficio que eligieron pasa ahora por horas bajas.
Soy de la opinión que a un buen profesional, sea del ramo que sea, no le ha de faltar nunca trabajo, que en época de bonanza destacará por encima de los demás, y en época de recesión, perdón, ya podemos decir crisis, las empresas se quedarán con éstos, con los buenos.
El problema es que no les permitan a estas empresas seguir, que se queden endeudadas y tengan que cerrar y echar a todos sus trabajadores, a los buenos y a los no tan buenos, ahí esta teoría, iluso de mi, se desmorona por completo, y el buen trabajador tendrá que soltar los trastes y venirse a casa.
Pero el hombre es el animal que mejor se adapta al medio y a las situaciones que le toca vivir, aunque no exento de cierto esfuerzo y sacrificio. Ya saben ustedes eso de las vacas gordas y las vacas flacas…
José Pedro Martín Lorenzo
