REPOSACABEZAS
A pesar de que suele pasar desapercibido, el reposacabezas es un dispositivo de seguridad pasiva cuya función es minimizar los daños de la cabeza en caso de accidente de tráfico. No es un elemento de decoración, ni para comodidad de descanso de la cabeza en los desplazamientos.
Teniendo en cuenta esta circunstancia, se incorpora con carácter obligatorio el reposacabezas, cuya función es proteger la cabeza para no recibir lesiones, en caso de accidente, o que estas sean las mínimas. Si está bien colocado, en el momento del accidente el mecanismo interior del asiento es empujado por el cuerpo, y el reposacabezas se inclina hacia delante, protegiendo la cabeza, el cuello, y la nuca.
Hay que regularlo para cada persona, en función de su estatura, bajo una acción simple que lo ajuste adecuadamente. Los conductores deben informar a los usuarios de cómo regularlo, o hacerlo ellos directamente. Es una operación que debe memorizarse y poner en práctica, igual que se regulan los espejos retrovisores cada vez que cambiamos de conductor, o vehículo. Para un correcto reglaje, hay que seguir varios pasos: 1.- Colocar recto el respaldo del asiento.
2.- Posteriormente se ajustará su altura. La parte superior del reposacabezas debe coincidir, más o menos, con la parte superior de la cabeza (ver imagen anterior), quedando en un mismo plano la línea de los ojos (eje de gravedad de la cabeza), con el centro del reposacabezas (dependerá también de los modelos).
3.- Después, comprobar que la separación entre la cabeza y el reposacabezas, está aproximadamente entre 4 y 7 cm (cuanto más cerca mejor).
Llevar el respaldo del asiento muy inclinado hacia atrás, y conducir a una separación del reposacabezas mayor a 7 cm, son los errores más comunes, y los que en caso de accidente, mayor número de lesiones cervicales produce. La lesión más conocida, es el latigazo cervical (imagen), que se produce por el movimiento súbito de la cabeza hacia atrás, y que propicia el esguince cervical, u otras lesiones más importantes y graves. Esta lesión puede producirse en velocidades a partir de 10 km/h.
Juan Vecino Manibardo

