LA HISTORIA Y LAS HISTORIAS
¡Pues no, mire usted! Mi pueblo, entre otras cosas, tiene una historia muy rica e interesante, y si no, pásese usted por el Archivo Municipal y compruébelo usted mismo.
Y como nuestro pueblo es un pueblo rico en historias, no olvidemos que tan importante es la Historia con mayúsculas, esa que ha sido escrita con las hazañas de los grandes hombres y mujeres, como la intrahistoria, esto es, las historias que se forjan en el día a día de la gente normal y corriente, de la gente del pueblo.
Pocas cosas hay tan hermosas como ver pasar la tarde sentada a la orilla del río que te vio chapotear de chica. Y aquí estoy, sentada al sol agradable de este invierno que amenaza con helarnos cuerpo y alma.
El río del que hablo es el Alagón a su paso por el bello paraje de “La Sauceda”. Perdonen los lectores, si notan que me pierde el sentimiento, pero a una se le llena la boca cada vez que habla del lugar donde transcurrieron “aquellos días azules” de la infancia, que diría Don Antonio.
Este lugar, tal vez como casi todos, ya no es el que era. El paso del tiempo, la desidia de unos y de otros, y el abandono paulatino de los que aquí tenían su vida, lo han puesto de lleno en las mismas fauces de la ruina.
Hace treinta años era un lugar que rezumaba vida por los cuatro costados: había una escuela llena de niños, escuela que, hoy en día no tiene techumbre y alguna que otra pared tampoco anda muy entera. También tenía, y tiene, pues está mejor conservada, una iglesia habitada año tras año y, religiosamente, por una pareja de cigüeñas blancas. Y su estado de conservación es mejor, porque la Asociación de San Pedro ( el San Pedro de “La Sauceda”) pone de su parte para que luzca bonita y bien preparada el día de la romería , que por cierto se celebra en el mes de Agosto, que a servidora no le parece que sea el mes más adecuado para sacar al santo en procesión, pero esto ya no es tema para este artículo.
Me duele este lugar que albergó los sueños de mi infancia.Contemplo ahora la que mi madre llamaba “La Casa de la Sirena” _ todos los días sonaba por la mañana temprano a la hora de poner en marcha los motores para el riego_ y todos los días me sentaba aquí donde estoy ahora cuando sonaba la sirena y no apartaba mis ojos de aquella casa que yo creía encantada, esperando ver aparecer una sirena real con larga melena rubia y cuerpo de pez. Nunca apareció, es cierto, pero también lo es que nunca desfallecieron por ello mis ilusiones.
El mismo bullicio que registraba “La Sauceda” lo registraba, apoco trecho, la “Aceña del Duque”, que fuera un importante centro industrial antaño y lugar de recreo allá por los estertores de la época franquista, al que acudían a darse buenos chapuzones muchos torrejoncillanos y torrejoncillanas. Hoy, la Aceña es un lugar donde campa a sus anchas la maleza, un lugar silencioso por el que una, que todo lo mira con los ojos del alma, siente una pena infinita.
¿No sería posible recuperar estos edificios a través de alguna Escuela Taller o de algún Campo de Trabajo? Es una pregunta que retóricamente me he planteado en numerosas ocasiones, y que ahora aprovecho las páginas de este noticiario para ver si alguien puede dar alguna respuesta. Tal vez, recuperando los pilares arquitectónicos se puedan recuperar también los frágiles pilares del sentimiento.
Una brisa hace moverse las ramas, aún desnudad de los chopos. Recojo la libreta y el bolígrafo y regreso a casa.
Los cormoranes pasan ya camino de sus nidos…igual que cuando era niña.
La Sauceda, Marzo de dos mil cinco
hola guapa
hacía tiempo que no leía este artículo. mis sentimientos son los mismos que los tuyos, ya que los hemos compartido y vivido muchos años y los seguimos viviendo.
todavía me acuerdo cuando sonaba «la sirena» y todos los perros se ponían a ladrar como locos, incluída «la luci». recuerdo las tardes debajo de la parra, los baños en el río y en la canal.
cuántas siestas te has pasado en la orilla del río escribiendo tus cosas, sin que nadie lo supiera.
qué bonita es dauseda y qué soledad desprende.
como tú dices, pasan los cormoranes, que ya son casi los únicos que visitan ese lugar, aparte de unos pocos nostálgicos.
espero que sigas escribiendo cosas tan buenas como este artículo y que nos sigan sacando una lagrimita a todos cuando nos sentamos a leerlos y a recordar contigo.
besos
me ha emocionado mucho este bonito articulo y espero que sigas escribiendo se te da mu bien ole y ole
Mªjosé este artículo que has escribido me parece muy real y bonito ojal todo lo que dices sobre «La Sauceda» su pueda hacer otra vez realidad,como antes.
SUIGUE ESCRIBIENDO, SE TE DA MUY BIEN.ME HA GUSTADO MUCHO ESTA SECCIÓN.ÁNIMO
La historia de un pueblo es también un repaso a su cultura a través de los tiempos. Me parece muy interesante y muy enriquecedora esta nueva sección. Enhorabuana y mucho ánimo a la persona encargada de llevarla a cabo.
Me ha gustado mucho tu artículo,me gustaría en la medida de lo que puedas sigas escribiendo este tipo de historias,ya que no lo conocíamos por ser pequeños.
GRACIAS.
¿Es de Mª José este artículo?
Pues me ha emocionado, de verdad. Yo no he vivido la Sauceda pero he tenido tus mismos sentimientos en otra parte.
Bonito articulo
No eres la única que se crió por esos parajes.
Mis abuelos vivían en una de las casas de la Salgada, para mi aquello era como el chalet que tienen muchos en la playa.
Me gustaba ir todos los fines de semana y el sábado por la tarde acercarnos a bañarnos al ríopor donde la Aceña.
Recuerdo que mi abuelo guardaba a la vuelta el barco verde donde salíamos a pescar.
Yo me quedaba con mi abuela esperando en la orilla y paseabamos por los alrededores.
El verano pasado me acerqué a ver las casas rurales y me llené de nostalgía no ver aquel porche lleno de rosas rojas y a mi abuela esperando en la puerta, pero estuvo bien la visita paseé por mis recuerdos.
Un cordial saludo.