
¡¡Mamá, quiero ser tronista!!
¿Qué haría usted si el día menos pensado, su hijo/a llega a casa con las ideas superclaras, tan claras que incluso deslumbran, y le suelta… ¡¡Mamá, quiero ser tronista!! Sí, sí, ha entendido usted perfectamente: ni cronista, ni artista, ni electricista: TRO-NIS-TA. Que si existe esa palabra; pues claro, esos señores que se dedican a fijar y dar esplendor a nuestra lengua, ya están barajando la posibilidad de incluirla en una nueva edición del DRAE, eso si no se les ha colado ya de refilón. La de “Tronista” es una de las profesiones más de moda en este siglo XXI convulso y majareta que estamos forjando entre unos y otros. Para ser tronista se necesita un trono, por supuesto. Pero ni por un momento piense usted que es un trono regio , desde el que su hijo/a le va a sacar de pobre, y que amén de codearse usted con los grandes de España, su familia andará todos los santos días en boca del Peñafiel y otros benditos de su ralea. Es un trono en el que sentarán a su hijo/a para que otros u otras lleguen después de haber hecho un duro casting; porque esa es otra, no todo el mundo vale ni para sentarse en el trono ni para aspirar a obtener los favores del tronista. Por lo que yo he observado, el nombre hace al tronista....
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