
El Torero
En Extremadura podemos presumir de pintores, artistas de cine y teatro, músicos, escritores, conquistadores… y toreros. Pero no basta con tener arte. Hay que irse lejos para triunfar. Suele ocurrir que cuando te conocen desde tu nacimiento, no te valoran, de ahí el dicho: Nadie es profeta en su tierra. De Emilio de Justo dicen los entendidos que es un torero de fina estampa, y que derrocha arte taurino por todos sus poros, como los clásicos, como los grandes. Recuerdo la entrevista que le hice para El Periódico Extremadura hace unos años: Emilio desnudó su alma y, con la sencillez que le caracteriza, nos mostró sus sueños, opinó sobre el mundo enrevesado del toreo. Aunque la información fue mucho más extensa de lo que pudimos publicar en la página de El Periódico. Muchos toreros y cantantes se han lanzado al estrellato con cheques por delante. Si provienes de familia de toreros, te brindan publicidad, buenas plazas, portadas y televisión. Esos tienen las puertas abiertas. Claro que si pasado ese primer momento, no vales, te puedes ir para casa. Pero tienes asegurado el lanzamiento. En cambio, Emilio de Justo nació en un pueblo cacereño: Torrejoncillo, nuestro pueblo, en una familia humilde. Tiene el gran mérito de que se ha hecho a sí mismo, ha tenido que ganarse la fama paso a paso, despacio, con elegancia, como torea, sin avasallar, sin...
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