Autor: Ricardo López Vidal

Hay determinadas experiencias, en ocasiones imprevistas, que modifican el estado de las cosas, el estado de ánimo, y el sobre todo ese estado de certeza que tenemos a veces sobre algo, y que se tambalea cuando ante nuestras narices se nos muestra la realidad transformada, la posibilidad de ver con la retina interior («lo realmente importante es invisible a los ojos», nos recordaba El Principito de Saint-Exupèry) aquella realidad que siempre imaginamos negra, oscura y que, en un determinado contexto se llena de luz y sin deslumbrarnos, nos ilumina. Este maravilloso libro –El Principito– nos enseña como una misma imagen puede ser interpretada por distintas personas de formas diferentes , convirtiéndose cada opinión en una verdad indiscutible para quien escucha al otro. Una imagen. Una fotografía. En mi calidad de fotógrafa amateur, cuando reviso las fotos – imágenes que realicé durante la visita de los residentes en la Comunidad Terapeutica de Finca Capote -, me doy cuenta de mi transformación emocional, al ver y sobre todo escuchar las realidades de nuestros invitados. Y qué decir del alumnado. Hay una foto en la que, juntos y enfrentados, permanecen de un lado, la directora del centro con Víctor, Santiago, Fernando, Miguel Angel y Carlota, y de otro, enfrente, los alumnos Adán, Iris, Amelia, Miguel Angel Vanessa, Alice o Estefanía… éstos últimos escuchando con interés desmedido los testimonios -duros, reales, impactantes- de unas personas...