La fiebre de los tapones

Toda iniciativa que lleve a un buen fin, y sobre todo altruistamente, merece unas palabras en los medios de comunicación. Recuerdo cuando era más joven, el “Boom” era recoger la cinta que precintaba el plástico de los paquetes de tabaco. ¿Realmente esto tenía un buen fin? ¿O se quedaba en un montón de precintos guardados en casa?

Ahora le toca el turno a los tapones de plástico. Se escucha, se cuenta, se rumorea, que esta recogida se realiza para fines casi siempre relacionados con la salud.

Me gusta creer, y es cierto que se hace por ello, pero realmente, ¿dan tal beneficio que lleve a conseguir su fin? He leído en cierto artículo que es difícil encontrar compradores para este producto; y si lo encuentras, el precio no llega a alcanzar, en la mayoría de casos que son tapones mezclados, 0,20 € el kilo. Así, para conseguir un kilo harían falta unos 200 tapones, o lo que es lo mismo, harían falta 1000 tapones para conseguir 1 €. ¿Realmente merece la pena el esfuerzo? Esta era la pregunta que lanzaba este artículo.

Yo voy a añadir que quizás no merecería el esfuerzo, porque aún somos unos pocos los que lo hacemos. Pero con el consumismo que hay en la vida cotidiana a pesar de la crisis, si todos lo hiciéramos, al igual que separamos el papel, el plástico, residuos orgánicos etc., si que llegaríamos a cotas muy altas de recopilación de este producto, que no solo ayudaría a los que lo necesitan sino que además ayudaría al medio ambiente.

En realidad a nosotros nos cuesta poco recopilarlos y por eso os animo a hacerlo. Torrejoncillo, como otros muchos lugares, se ha lanzado a apoyar esta iniciativa y las recogidas comienzan a ser múltiples, así que os animamos de verdad a ayudar a quien lo necesita. En nuestra localidad hay varios puntos de recogida: en el Ayuntamiento, Casa de Cultura, Centro Parroquial, CEIP Batalla de Pavía, IESO Vía Dalmacia y varios particulares.

Yo os dejos con la imagen de 432 tapones que entregué ayer de la recogida en mi casa, además de con la fotografía de nuestro compañero Ricardo «Kantalgayo» (458), quien junto a sus compañeros de piso y facultad lleva ya varios años sumado a esta iniciativa.

MALM