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Los toros de Urcola emocionaron en Hervás

ANTONIO FERNÁNDEZ GARCÍA 
Aficionado 
y Crítico Taurino
(Diario Hoy)

Se anunció en Hervás el pasado fin de semana una corrida de Urcola, que se lidió con algún toro de Monteviejo ‘patas blancas’, encastes míticos venidos a menos porque toreros y mercaderes del toro dicen que no embisten. Sin embargo en Hervás, embistieron. Es cierto que no con la nobleza que lo hacen los toros del ‘monoencaste’, pero embistieron y pelearon con los caballos. Todos excepto el primero que, aunque fue al caballo, salía huido de cada encuentro, que fueron cuatro.

La presentación extraordinaria, digna de plazas toristas, y los toreros ambiciosos y deseosos de triunfo estuvieron en general a la altura. Sánchez Vara, un gladiador que le tocó pechar con el primero de lidia ordinaria. Fue el peor del encierro, pero lo lidió y demostró aquello de que todos los morlacos tienen su lidia. Se le premió con una oreja. En su segundo salió dispuesto a salir por la puerta grande, recibió con larga cambiada en el tercio, banderilleó y toreó para la galería y se le premió con dos apéndices.

Emilio de Justo se encontró con un encierro muy en contra de su estilo pero fue capaz de hacer su toreo -ojo que es del bueno-, a estos toros y fue premiado con dos orejas en cada uno de ellos, ganadas a ley las del primero y generosas las del segundo. El diestro de Torrejoncillo merece un lugar en el escalafón mucho mejor que el que ocupa. Por su parte Antonio Rosales anduvo aseado con sus toros, pero se le vio menos convencido. Cortó dos orejas generosas aunque merecidas solo por el hecho de estar ante estos astados. Abrió plaza el caballero rejoneador Rubén Sánchez, que no tuvo suerte con su toro. Se paró inmediatamente y tuvo que hacer las suertes metiendo los caballos encima del astado. Mató de dos rejones enteros y descabellos y fue ovacionado.

Se puede contar detalles de cada faena de cada torero, pero no hace falta. Lo importante es que en una plaza de tercera tuve la ocasión de ver toros de primera, que pasarían el reconocimiento en cualquier plaza. Morlacos protagonistas del festejo, que transmitieron emoción, tenían trapío y nada tienen que ver con esos toros, que parecen carretones de entrenar, que podemos ver en cualquier sitio y que a mí, personalmente, me están quitando la afición.

Mis felicitaciones a la familia Victorino Martín, que podían haber adquirido cualquier otro encaste y han apostado por estos encastes legendarios. Seguro que ellos lo levantarán. Mis felicitaciones también a la organización y al Ayuntamiento de Hervás. El viernes vimos una auténtica corrida de toros.

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