Los barrios de la Carrera y el Morón nos animan a celebrar la VIDA
A veces, sin esperarlas, las tormentas llegan y nos ponen la vida patas arriba. Truenos, relámpagos, aguaceros, vendavales…que nos trastocan el anticiclón en el que parecía estábamos instalados de aquí a la eternidad.
Íbamos y veníamos cada cual a nuestros asuntos, sin reparar que también lo otros, nuestros semejantes, iban y venían a los suyos, tan importantes como los nuestros.
Habíamos asumido que estábamos solos rodeados de gente, a la que como mucho dedicábamos un escuto «hola» o un somero «qué tal la familia». Hace unos días, la vida se nos puso difícil y, en un instante, tuvimos que aceptar que nos somos eternos y sí, por el contrario, las criaturas más vulnerables del universo.
De repente, comprendimos el valor de las pequeñas cosas, esas que son la sal de la vida, las que nos empujan a seguir hacia adelante, esas que se preguntaron y en las que pensaron los sabios que intentaron descifrar los secretos de nuestra razón en el mundo. Esas pequeñas cosas son las que nos hacen seguir hacia adelante, y nos llevan a saber que nuestro existir tiene un sentido, siempre y cuando no perdamos de vista el sendero que dibujan esas cosas menudas.
De golpe, tuvieron que decretarnos un estado de alarma para que reparáramos en lo solos que estamos y lo equivocados que vivíamos mirándonos el ombligo las veinticuatro horas del día. Los rostros de esa multitud a la que no hacíamos aprecio cada día, fueron dibujándose cuando cada noche a las ocho salíamos a las ventanas. Entonces nos saludamos de verdad, y de veras nos preguntamos si todo iba bien, si seguíamos resistiendo, si necesitábamos algo… Y día a día, sin perdonar ni uno, nos damos ánimo porque un día más unidos en la dificultad es un día menos. Y cuidamos a nuestros mayores pues se nos ha metido en la cabeza que gracias a ellos hemos tenido una vida regalada a la que no habíamos dado el valor que merecía.
Hace unos días, Alba revolucionó al grupo de vecinos de la Carrera, animándonos a grabarnos para montar un video que rezumara alegría para animar a los pueblos de Torrejoncillo y Valdencín, a vivir estos días con esperanza y entereza para no desfallecer en los momentos de flaqueza que nos asaltan a diario. Gracias a su empeño, nos pusimos manos a la obra y aquí está el resultado, después de que Alba Hernández Alviz montara las aportaciones de los vecinos.
A la hora en que doy los últimos toques al texto de este artículo, mi compañero Galy me comunica que nos ha llegado un nuevo video, el de los vecinos y vecinas del Morón que también se suman a celebrar la VIDA y a dar las gracias a todos aquellos que nos cuidan cada día.
Que estos días nos sirvan para comprender lo que es vivir en comunidad, y que todos los momentos que estamos viviendo nos unan y nos impulsen a labrar un futuro de manos tendidas y corazones que acompasen sus latidos.
¡PASEN Y VEAN: DISFRUTEN!
Mª José Vergel Vega
