La Iglesia de Coria nació en la clandestinidad en el siglo I de nuestra era

La Iglesia de Coria hunde sus orígenes a mediados del siglo I d. de Cristo. Lo demuestra un mosaico romano hallado en su claustro que ha permitido conjeturar que sirvió de suelo al primer templo cristiano, conocido en la Historia del Arte como Títulus. También conserva los restos visigodos y musulmanes bajo su subsuelo. Por este motivo podemos asegurar que, de momento, es la única Iglesia en el mundo que podrá mostrar la evolución arquitectónica desde la antigüedad hasta 1550, fecha en la que se finaliza la construcción del templo cauriense tal y como hoy lo vemos.

Estas afirmaciones nacen como conclusión de un estudio presentado ayer sábado a los medios de comunicación en la Catedral de Coria, elaborado por la doctora María del Carmen Sanabria Sierra y titulado La Catedral de Coria (Cáceres). Estudio histórico-artístico, que se ha realizado bajo la dirección del doctor Víctor Nieto Alcaide, miembro de la Real Academia de San Fernando y se ha presentado como tesis doctoral en la UNED, en la Facultad de Geografía e Historia en Madrid el día 25 de enero.

El estudio ha servido también para confirmar que la traza de la catedral se la debemos a Enrique Egas, autor del hospital de Santa Cruz de Toledo, del de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela, de la catedral de Salamanca, etc. Que el balcón de las reliquias es un relieve histórico que narra cuando los caurienses eran paganos, señala como el origen del templo se encuentra en una casa romana de la época de Pompeyo, lo que ocurre en Flandes y Castilla a finales del siglo XV, presenta la imagen del cardenal Cisneros como confesor de la reina Isabel I y nos conduce a valorar la importancia que debemos conceder a María, madre de Dios, como intercesora. La Portada Norte se inspira en modelos de Rávena y posiblemente quiere recoger las ideas vertidas por Dante Alighieri en la Divina Comedia en los capítulos que nos hablan de la Creación, esculpida en sus jambas y el Paraíso cincelado en las arquivoltas.

Otro de los misterios que desvela este estudio es que no se ha perdido la reja del altar mayor, que pervive en la actual y su coronamiento y el escudo de armas que mandó forjar el cabildo al maestro Ursón Tesem se trasladó después del terremoto de 1755 a la reja del coro, que era un forjado sencillo e inalterable, que cerraba las puertas del purgatorio esculpido en sus sitiales y con la que a partir del siglo XVI sus canónigos no se encontraban a gusto por el mensaje evangélico que transmitía.

El trabajo abre caminos hacia nuevas investigaciones como la llegada del cristianismo a Coria en épocas muy tempranas, que los musulmanes invadirían la ciudad antes de la batalla de Covadonga y por tanto la sala de oración de la mezquita se levantó antes del año 722, que su claustro se encuentra sobre el atrio romano y presenta una simbología entroncada con las ideas de la purificación a través del agua, presente en todas las religiones antiguas, o en las ideas de Tales de Mileto. Que el mal de la catedral se circunscribe al transepto que fue edificado por Sebastián de Lasarte y que posiblemente la mala praxis podamos justificarla por el ahorro en los materiales de construcción, debido a que en la puja de 1502 Bartolomé de Pelayos tuvo que rebajar el precio de la obra para echar de Extremadura a los canteros transmeranos. Que otra parte del proyecto se la debemos a Juan de Álava y que Pedro de Ibarra sólo finalizó lo proyectado por éste y que el cabildo sólo le otorgaría la obra de la Fachada Occidental o puerta del Perdón.

Maria del Carmen Sanabria.

Imagenes: Rosa López Casero.