Siquiera una pizca de Educación Vial
Hace tiempo que tenía en mente escribir unas líneas sobre esas otras líneas, tan denostadas por algunos conductores de mi pueblo que, según mi experiencia, son la inmensa mayoría. Las líneas merecedoras de estas palabras, no son otras que esas que, pintadas de blanco, nos facilitan, o al menos lo intentan, la vida a los que vamos de peatones por ella. Y es que en este pueblo nuestro, sin aceras reglamentarias, y las que hay cada vez más reducidas tras el consiguiente arreglo de las calles, los conductores deberían aprender que la calle no es sólo de su uso particular, sino que la preferencia de paso deberían tenerla los peatones.
Los denominados “pasos de cebra” tienen ya una larga historia a sus espaldas. Se crearon para proteger a los peatones de la desconsideración de algunos conductores, pues han sido muchos los viandantes que han perdido la vida en las calles de cualquier lugar del mundo, pues en un accidente el que va a pie siempre lleva las de perder.
Haciendo un poco de historia , que nunca viene mal, el paso de cebra más famoso del mundo es el de Abbey Road, en Londres, merced a la famosa portada de los Beatles. Lo que no está tan claro es cuál fue el paso de peatones más antiguo del mundo. Los británicos dicen que es el pintado en la ciudad de Slough el 31 de Octubre de 1951; pero los barceloneses reclaman como suyo el honor de haber sido los primeros en inaugurar uno de estos pasos, concretamente entre las calles de Balmes y Provença, el 14 de Enero de 1929.
Siento no poder referir la historia de los pasos de cebra en Torrejoncillo, prometo tirar de archivo y documentarme. Lo que me preocupa en estos momentos es que en mi pueblo no se respeten dichas marcas viales y que el conductor tenga preferencia siempre por encima de los que caminamos. Siempre me he preguntado ¿por qué en este bendito pueblo nuestro respetamos tan poco estos pasos que deberían ser sagrados, cuando en otros lugares es tónica común respetarlos? Sé que muchos rebatirán mis argumentos diciendo que hay muchos pasos peatonales que están semiborrados y que muchas veces, aunque nos cueste reconocerlo, no llevamos bien lo de tener un poquito de paciencia al volante: el peatón más lento tarda un minuto, como mucho, en cruzar la calle, y ¿qué supone un minuto en nuestro tiempo diario?
Nos falta aún mucha educación vial y pienso que debería ser un contenido, por más que nos resulte anodino y un tanto farragoso de impartir a los docentes, a incluir en los planes de estudios de los centros educativos, y no estoy hablando de hacer una celebración pedagógica puntual , que pasado el momento de llevarla a cabo con los alumnos, se olvida y a otra cosa. Y esta educación vial nos falta a todos, viandantes y conductores, porque aunque carguemos las tintas contra los segundos, los primeros cruzamos, en muchas ocasiones, por donde nos viene en gana y ancha es Castilla. Por tanto, no estaría de más que peatones y conductores hiciéramos un cursillo pausadito , y sabiendo lo que nos traemos entre manos, de Educación Vial, que nos vendría de perlas para aprender a respetarnos unos a otros los espacios que a cada cual nos corresponden.
Dicen que el que espera desespera, y la verdad es que cada vez que no respetan mi derecho como peatón, me dan ganas de sacar pecho, y al grito de sealoquediosquiera, hacer la travesía por esas líneas blancas, que algunos ignoran, para hacer saber al conductor/a que es mi turno de paso y no el suyo; pero, tranquilos, que aún no se ha dado el caso, una es bastante prudente y sabe que la aventura podría no terminar con un final feliz.
Tan acostumbrados estamos a ser los viandantes los que cedamos el paso a los vehículos, que hace unos días, esperando a que pasase uno , justo al llegar al borde del paso de cebra en el que nos encontrábamos, ¡albricias, el conductor detuvo la máquina! Mi hija y yo nos miramos incrédulas, creo que hasta le hicimos una reverencia , porque era la ¡primera vez! que alguien nos permitía ejercer, en aquel paso de cebra, nuestro derecho a cruzar con todas las garantías.
Queridos conductores, pensemos que en algún momento de nuestra vida somos peatones y a todos nos gustaría que nos respetaran nuestros derechos como tales.
Mª José Vergel Vega
Coincido mucho con esta reflexión Mª José, pero no hemos de saltarnos el orden de las prioridades, ya que en mi opinión se ha de actuar primero en la estructura de las vías y su organización. El acerado casi inexistente invita a los peatones a no utilizarlo, entre otras cosas porque ni un carrito de bebe se sostiene en él (problema para el peatón). Del asfalto ni hablamos (problema para el conductor), cada vez entiendo menos cuál es el destino del dinero recaudado por el impuesto a los vehículos. Y para completar la tercera pata de mi puzzle, estaría la de hacer determinadas calles peatonales, aunque no despierta demasiadas simpatías esta idea, salvo cuando alguien decide cortar una calle parte del día durante dos o tres meses para montar unas terrazas. Y ahora sí, los pasos de cebra. Que fallo, se me olvidaba que ésto se rige por la educación individual, igual que lo de las calles empantanadas de botellas, vasos, plásticos y todo tipo de desechos que amanecen con nosotros cada mañana después del «botellón», y ya se que para ésto también habría que organizar algún cursillo, que todo se andará, pero de momento alguien debería de hacer algo, digo yo.