Pequeñas sonrisas

Paco Gómez «Paco Chicho» entra en la «nomina de columnista de TTN» sustituyendo a José Pedro Martín «Chepe», que pronto presentará una nueva sección dominical en esta web.

Antes de nada me gustaría transmitir mi más sincera emoción por la oportunidad de poder compartir con vosotros de forma periódica una columna en TTN , la cual pretendo sea dinámica, actual y sobre todo, que no nos deje indiferentes.

A pesar de que la actualidad política y económica tanto nacional como internacional, nos brindarían muchos “quesitos de trivial “que nos permitirán ir completando los huecos de la misma, me gustaría estrenarme en esta sección haciendo mención a las “pequeñas sonrisas” que luchan día a día para superar esas enfermedades que la vida les ha otorgado en el momento más angelical del desarrollo de una persona.

El pasado 15 de febrero celebramos el Día Mundial del Cáncer Infantil. Digo celebramos en primera persona del plural porque desde el pasado mes de Junio la denominada Leucemia Linfoblástica Tipo B se cebó en el protagonista de esta columna. Y digo celebramos porque para mí ha sido una de las fechas señaladas en el calendario.

Durante el mes de junio de 2014 recibimos la noticia de que Fernandito el hijo de unos grandes amigos había sido diagnosticado de tan demoledora enfermedad.

Es muy complicado en esos momentos buscar explicación y consuelo , tanto para uno mismo, como para el niño, como para esos padres que sintieron un jarro de agua fría e incredulidad con todo lo que se les venía encima.

A medida que iban pasando los días y teníamos un retorno más clarificador por parte de los Oncólogos se aperturan una serie de etapas en la vida de Fernando y sus padres que no siempre van correlacionadas en el tiempo y en la mente de unos y otros.

La incredulidad inicial da paso a la rabia contenida. La rabia contenida da paso al miedo… El miedo da paso a asumir la situación… Asumir la situación junto con el cariño de tu familia y amigos da lugar a la esperanza… Y la esperanza, junto a todo el equipo médico del Hospital Niño Jesús, tus padres y tus amigos van a hacer Fernandito que llegues a la última de las etapas que será la curación.

Esa fase de esperanza en la que me hallo ahora me ha permitido reparar en muchas cosas que antes no percibía de forma directa. Fernando, has conseguido con tus ocho años darnos a todos una lección de vida y superación.

No puedo dejar de mencionar a los grandes artífices de tus cuidados y de tu bienestar diario que son tus padres, Susana y Fernando. Habéis conseguido que la cumbre de la amistad se ensalce más cada minuto que pasamos a vuestro lado . Me siento pequeño en el momento en el que me comparo con vosotros. Sois fuerza, pasión, amor …Y sobre todo sois padres de una criatura que os está demostrando que como esos “locos bajitos” nos dan lecciones propias del más avezado de los profesores de la vida.

Pensé en ti Fernandito en cada Viva que le tiré al estandarte subido en el caballo el día de La Encamisá. Algún día entenderás porque ese 7 de diciembre es tan importante en nuestros corazones. Algún día te llevaré en el corcel para que puedas sentir lo que yo siento ese día…

Nos queda un camino muy largo, y tú lo vas a empezar conmigo con tu sábana blanca flanqueada con María Santísima en tus costas. Esa es mi verdadera promesa…

Torrejoncillo está con seguridad deseando conocerte, deseando verte con tu amigo Paco ese día y esa hora tan importante para todo torrejoncillano. Y ahí estarás tú , dándole gracias a María Inmaculada por hacernos creer que lo difícil se transforma en fácil. Preguntándome por los orígenes de la fiesta de la que me siento embajador universal allá donde vaya.

La Encamisá siempre está en mi mente cada día que pasa. Es una cuenta atrás hasta la siguiente, en la que espero que me acompañes sintiéndola desde dentro.

No te digo nada más, sólo que cuides a los que te cuidan y que nos sigas ilustrando con tu prosa verbal, propia de un niño que ha madurado por que le tocaba madurar.

Y ahí estarás tú … conmigo… con tu pequeña sonrisa..

Francisco Gómez Bullón