«Con todo descaro» por Charo Alonso

Uno ya no sabe como tragar todo este absurdo que nos rodea, y que conste que no hablo de las previsiones económicas del gobierno, esas que varían de decimales según el ministro que las enuncie. No. Yo hablo del juicio de Camps, del de Garzón, del hundimiento de un crucero por andar haciendo el chorra; y si nos remontamos más ¿Qué hay de los desmanes financieros de Urganga? ¿De los pisotones sin querer de Pepe? Estamos en la época del descaro, sí, por eso las agencias financieras que a saber qué hacían antes de la crisis, nos dejan en cueros en cuanto abren la bocaza. Qué descaro. Un tipo pide justicia cuando se ha beneficiado de regalos que valen más que el sueldo de una investigadora ¡Ay! Otro por ir por el camino más corto reduce su prestigio mundial como jurista al nivel de acusado al que le obligan a quitarse la toga ¡Superay! Y si les cuento que San Sebastián homenajea a los que mataron en sus calles a políticos como Ordóñez que lo único que hacían era vivir su ideología en libertad… pues a la mexicana… ni modo. Y hablando de México, café con una de mis íntimas recién llegada de Aztequilandia, quien me cuenta que la capital bien, gracias, pero que en cuanto el personal se larga por ahí corre el riesgo de que el narco de turno le haga pasar un mal rato. Uno se pregunta por qué, sabiendo por donde se mueven estos angelitos, nadie se tome la molestia de detenerlos. Más descaro. Con toda su jeta se pasean portando armas, mujeres, maletines de dinero y sacos de droga. Con todo descaro, el mismo con el que sus señorías abogan por el recorte en sanidad, en educación y se llenan de prebendas, que para eso han sido elegidos por el sufrido pueblo. El día que se destape la caldera de Andalucía no estén cerca, por favor, la peste a azufre puede ser peor que en las inmediaciones de la de Pedro Botero. Más ay. Claro que al partido socialista no le preocupa demasiado, la verdad, que vengan estos a sanear la tubería, que para eso son los reyes de la tijera, que nosotros estamos muy ocupados repartiendo el bacalao. A mí me da por Tomás Gómez, aunque solo sea por llevar la contraria, afirmo, que los otros dos están muy vistos y no voy a caer en el error de que porque la señora Chacón sea eso, hembra, va a ser mejor que el otro caballero, evidentemente macho. No es una cuestión de género sino de haber estado metidos en un gobierno que no ha hecho las cosas bien, ambos dos, y ya. A mí que me venga uno nuevo a ver si lo remedia, aunque ya pasó eso de poner a un bisoño y fue todo uno cargarse el negocio en dos legislaturas. En fin, que estoy demasiado seria hoy, no recurro ni a los psicópatas de mis hermanos ni a la huerta de mi padre, quien acuciado por la crisis se ha cargado el espacio en el que jugaban al fútbol los anteriores para sembrar patatas. Claro que uno de ellos ha amenazado con mandarle a la legión extranjera si no lo remedia… estamos todos muy tensos con esto de la crisis, carajo y mi mayor temor es que el abuelo alquile la casita de juguete que le compré a los sobrinos con el dinero que me devolvió hacienda. Claro que a lo peor la tengo que ocupar yo si no puedo con la hipoteca. En mi casa somos todos muy tremendos, por eso el ingeniero nos teme, no lo dice, aunque nos olemos que se inclina más por la familia política por aquello de no contagiarse con nuestra histeria colectiva. Claro que su pequeña piensa otra cosa, el huerto del abuelo es un lugar maravilloso para perder las botas en el barro y jugar con el agua, y ni les cuento cuando le da por el riego por aspersión. Riánse de aquello del spa y los chorritos de la hidroterapia. Con todo descaro, pasaba por aquí y me he mojado, pasaba por aquí y he perdido una bota en el barro, pasaba por aquí y me han regalado unos trajes, he urdido una trama corrupta, he puesto micrófonos hasta en el vaso del agua y para colmo, que nadie me diga nada. Cazzo! O asumes las consecuencias de tus actos o te empapelo, claro que con semejante justicia en algunos casos, descaradamente, mejor armarla, sale más barato y hasta te acercan a los presos de sangre ¿Qué quieren una ayudita? No hay problemas, aquí lo único que hay que hacer es pedir, que, descaradamente, se os dará… para el pelo no, desgraciadamente. Requeteay.