Pablo Vergel Moreno
Nace en Torrejoncillo un 25 de Enero de 1859, festividad de la Conversión de San Pablo. La mayor parte de su infancia y adolescencia transcurrió en Mérida, ya que su padre trabajaba como encargado de repartir los paños para un rico pañero de Torrejoncillo que tenía un depósito en Mérida. En esta ciudad aprendería su oficio de zapatero, para regresar más tarde y establecerse en su pueblo natal.
A la edad de veintiocho años ya era maestro zapatero y tuvo a su cargo a cinco o seis oficiales con los cuales mantenía un estrecho vínculo, como lo demuestra una de sus poesías; su taller estaba situado en la calle Travesía de la Fonda, aprovechando la planta baja para zona de trabajo, y la parte alta como vivienda
Estuvo gravemente enfermo del estomago y temiendo por su vida y por la suerte que podía correr su numerosa familia, contrató un seguro de vida de una compañía inglesa por el que pagaba “cincuenta duros al año” y por el que recibirían cinco mil pesetas a su muerte, cada cinco años a él le pagaban un quinquenio, del cual habla en su poesía titulada “Los diviesos” donde comenta la intención de emplear parte de este dinero en imprimir sus versos, cosa que no pudo realizar.
Entre sus aficiones preferidas estaba la pesca, la caza y los toros; muestra de ello son las numerosas poesías dedicadas a dichos temas. En cuanto al sentido del humor, abunda en sus poesías escatológicas y aparece una fina ironía en la descripción de suegras y yernos, a la vez que a los padecimientos físicos propios de la vejez.
El estallido de la Guerra Civil le cogió en Villagonzalo (Badajoz), donde residía una de sus hijas, a donde se desplazaron uno de sus hijos y su nieto Alejandro Gil para acompañarlo hasta Torrejoncillo lugar en el que moriría nueve años después, el 9 de Septiembre de 1945, a la edad de ochenta y seis años, A mediados de ese mismo año escribía su último y premonitorio verso que aparece en la última pagina del cuadernillo nº 7 de 1945:
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PENSAMIENTOS
No deseo más vivir
en esta tan larga vida
quiero dejar de sufrir
sin molestar mi familia
lo que no debo decir.
No se deben resentir
por esto ninguno de ellos
que les debo de advertir
que estoy yo de todos ellos
agradecido hasta el fin.
Como padre de familia
les di buena educación
y veo que no se olvidan
de cumplir su obligación
observar los mandamientos
puestos por la ley de Dios.
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AL PILAR DE LA CHARCA
Es muy grande y meritorio
la fundación del Pilar
merece largas memorias
la presente autoridad
Al maestro director
se le debe amonestar
lo nivele en condición
hasta poder evitar
no se vierta nada de agua
antes de lleno el pilar.
Puesto que hay sobrante de agua
la pueda utilizar
hacer un buen lavadero
para que puedan lavar
las mujeres de este pueblo
con la gran comodidad
Entonces si que estaría
nuestro pueblo bien contento
y nunca se olvidaría
a este noble Ayuntamiento
Siendo yo el mayor de edad
de varones de este pueblo
deseo de conocer
mucho antes de fallecer
hechos ya los lavaderos,
lo que pienso conocer,
lo digo y no me arrepiento
me lo debe conceder
este noble Ayuntamiento.
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SIGUEN LOS VERSOS DE LA CHARCA
Se merecen los galones
obreros y capataz
por convertir en sillones
lo que antes era sofá
Hay una falta por cierto
que le deben enmendar
faltan tres o cuatro asientos
que son de necesidad
Si por casualidad
se reúne el Ayuntamiento
que no le hagan falta asientos
para poderse sentar
la autoridad competente
de esta localidad
Como el salón de sesiones
lo debemos respetar
y conservar los sillones
que han podido preparar
los obreros de la charca
por orden del capataz
Quedan a disposición
del público en general
respetando a los ancianos
por ser de mayor edad
y están mas necesitados
a tener que descansar.
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VERSOS DEDICADOS A LOS OBREROS DE LA CHARCA
No debemos olvidar
aquel que tuvo el acuerdo
de preparar el sofá
para sentarse los viejos,
y con gran comodidad.
Las obras humanitarias
las tenemos que apreciar
así como las contrarias
no las debemos mirar,
a lo bueno y a lo malo
se debe de separar.
Aquel que tuvo el acuerdo
las gracias debemos dar
y también el que ayudara
a preparar el sofá,
prefiriendo a Ignacio Grande
por ser un buen capataz.
(Despedida)
Señores yo me retiro
que me voy quedando frió
voy a buscar el abrigo
que es un buen amigo mió,
que os vaya bien si os quedáis
y sino, venir conmigo.
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TOROS
Vengan toros y capeas
y vacas que torear
mientas permanente sea
un buen Auxilio Social.
Aunque la vida este cara
no nos debe de asustar
mientras haya reses bravas
que se puedan torear.
Con lo que valen las reses
que más nos puede valer
este pueblo se merece
que se debe distraer.
Estas fiestas que han pasado
dan bastante que desear
cuatro toros se han matado
y también dos vacas mas.
Con lo que vale el ganado
suman buena cantidad
lo que llevan gastado
y han dejado de ganar
pudieran haber pasado
quince días muy regular
Pronto llegara ese día
que tengan que lamentar
que esta muy cara la vida
y muy escaso el jornal
Ya van echando de menos
lo que han gastado de mas
vengan toros y capeas
y vacas que torear.
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Datos recopilados del libro de su biznieta Ángela Vergel Gil: “Versos del poeta Pablo Vergel 1943 – 1945”
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MALM