ABRAZOS Y SONRISAS

A veces no nos damos cuenta de cuánto necesitamos un abrazo, hasta que alguien nos aprieta fuerte y nos hace ver la vida de otro modo.

De repente, notas que el sol ha salido para iluminar tu día y el día de los otros.

Hoy, en el Vía Dalmacia, celebramos el Día de la Paz; por eso, hoy di un montón de abrazos, en los que quise transmitir mi fuerza y mi cariño a aquellos a los que abracé.

Es curioso cómo se encienden los ojos al dar un abrazo. ¿Os habéis fijado que cuando abrazáis a alguien, ese alguien siempre te regala una sonrisa? A veces es una sonrisa tímida, a medio nacer; otras veces, se trata de una sonrisa ancha por la que te dejas arropar. ¡Se está tan a gusto en una sonrisa! ¿Acaso no es hermoso sentir todo esto? ¿No basta eso para que ese día lo guardemos para siempre en nuestra caja de tesoros?

De repente, cuando abrazas, se te borran las sombras que vagaban por tu cabeza; sombras que toman las formas de esos padres y madres que insisten en no participar, que no son capaces de encontrar un momento para compartirlo con los demás.

Hoy me sentí triste por ellos, porque me hubiera gustado abrazarlos, transmitirles este exceso de ánimo que, afortunadamente todavía me queda, pese a tantos plantones y calabazas.

Pero tengo que confesaros que la tristeza me duró un abrazo.

Hoy me abrazaron y abracé. Es lo mejor que he hecho hoy jueves 28 de Enero, y quería que supiérais que me siento la persona más dichosa del mundo.

Gracias a todos los que hoy me regalaron sus abrazos y dejaron que me envolviera en sus sonrisas; gracias por pintar mi día de colores.

Mª José Vergel Vega