EMILIO DE JUSTO ENTREVISTADO EN GRANA Y ORO

Es cierto. Confirmé con siete corridas de toros en mi carrera, un bagaje muy corto para ir a Las Ventas por vez primera como matador. Pero como no teníamos nada y las cosas estaban muy difíciles, antes de quedarme en casa preferí afrontar este tipo de retos. Y así lo hice: lancé la muleta al aire y me la jugué consciente de que Madrid te puede dar mucho.

En aquella confirmación no pudo ser al sufrir un percance, si bien este año, en su segunda comparecencia, cortó la primera oreja del ciclo isidril…

Fue un trofeo que me supo a gloria. Llegar a Madrid, a la primera corrida de la feria, y ser capaz de cortar una oreja me ha aportado una tremenda moral. De momento no me ha dado mucho, pero sí un poquito, pues la gente del toro ya empieza a saber quién es Emilio de Justo. Ahora lo que deseo es volver a Las Ventas para refrendar lo que hice ese 7 de mayo para que nadie pueda pensar que aquello fue una casualidad.

Una oreja importante por muchas cosas. Primero, porque era su segunda corrida del año…

El 23 de abril había matado otra en Cáceres y el paseíllo en Las Ventas era el segundo que hacía este año. La conclusión que saco de esa tarde es que hay que tener la cabeza muy bien amueblada y una fe ciega en uno mismo para ser capaz de triunfar con tan poco rodaje.

También fue importante porque era el inicio del ciclo y la tarde iba cuesta abajo…

Abrir un ciclo como el de Madrid siempre es duro, pues la gente está con ganas y todas las miradas están puestas en la terna actuante. También es cierto que fue un día en el que las cosas no rodaron bien. Afortunadamente, con el sexto, al que le corté la oreja, cambió todo.

Creo que fue la paciencia, la ilusión y la fe que puse en un toro que podía servir lo que me llevó al triunfo. Poquito a poquito pude ir construyendo una faena que, sin poder darle rotundidad como yo hubiera querido, tuvo varios momentos de buen toreo que permitieron ver mi concepto a esa exigente, pero entendida afición madrileña.

Un toro sin fuerza, pero con buen tranco y al que le supo buscar el fondo
Tenía buen son, nobleza y clase, de ahí que en esos veinte pases más o menos que duró la faena conseguí transmitir mi toreo al tendido. Hubo dos claves: un cambio de mano por la espalda enroscándome al toro a la cintura y la estocada. Ambos llegaron mucho a los tendidos.

Es cierto que no fue una faena larga, pero hubo algunos muletazos de mucha clase

Mi concepto desde que ejerzo esta profesión es ése e intento siempre ser fiel a él. Me encanta hacer las cosas con gusto, con clasicismo, con elegancia… También sé que no todos los toros valen para ese tipo de toreo, pero con los que me ayudan mínimamente soy capaz de hacerles las cosas como las siento.

Con la espada, si mata como en Madrid, pocos triunfos se le van a escapar

Ojalá siga esa racha, pues la verdad es que estoy machacándome mucho con el carretón con la única intención de perfeccionar esta suerte. La espada hoy en día es muy importante, pues si cuajas un toro medio bien, como el mío de Madrid, te permite puntuar. Y al fin y al cabo, los trofeos son fundamentales cuando uno está empezando y se encuentra en mi situación, pues son los que suenan.

Cuando se pasea esa oreja dando la vuelta al ruedo ¿en qué se piensa?
En todo, pero sobremanera en el esfuerzo, en los duros entrenamientos que quedaron atrás a lo largo de todo el invierno, en las muchas horas de toreo de salón en soledad; en definitiva, en todas esas cosas que has soñado y por las que luchas día a día.

«Los triunfos en ‘Las Ventas’ hay que saberlos vender»

Antes, con una oreja en Madrid se decía que era posible dar la vuelta a España. ¿Ahora sigue siendo igual?

Una oreja en Las Ventas siempre es importante, tenga mayor o menor peso. Te aporta crédito de cara a los profesionales y a las empresas. Pero también hay que saberla rentabilizar y saber vender. Yo tengo confianza en que poco a poco se vayan abriendo puertas y ser capaz de repetir el triunfo de Madrid para que, poquito a poco, vayan surgiendo más oportunidades.

Pues para rentabilizarlas, ahí tiene a Luis Albiz, con el que se ha propuesto llegar al infinito y más allá…

Él, desde que empecé, incluso en los momentos más complicados, siempre ha tenido mucha fe en mí y hemos estado luchando ambos codo con codo desde hace ya muchos años. Ojalá le siga dando motivos para que pueda sellar muchos contratos. Ciertamente somos como un matrimonio bien avenido, que nos profesamos mutua confianza.