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BUENAS PRÁCTICAS, LA CONVIVENCIA SÍ ES UN PREMIO

En tiempos en los que las noticias sobre la Educación se limitan a debates sobre galimatías jurídicos que pretenden resolver problemas éticos, a farragosos informes sobre carencias y desencantos profesionales, y a listas de resultados negativos y ajustes económicos que en muchas ocasiones aprovechan las reformas de Bolonia para cambiar las reglas de juego de la enseñanza superior, la entrega de unos Premios otorgados por el Ministerio se convierte en una excusa para ver más allá de los problemas –presentes indudablemente- y para reflexionar sobre el trabajo de los docentes y sus motivaciones sin olvidar en absoluto sus carencias y su actual falta de consideración social.

Los premios convocados por el Ministerio, en sus diferentes modalidades, son una oportunidad modélica para presentar proyectos de todo tipo que, en caso de ser ganados, son conocidos y reconocidos por la comunidad educativa como ejemplos de actuación. El reconocimiento al docente se circunscribe a esa comunidad educativa y supone única y exclusivamente, un montante económico para el centro en su totalidad. Así pues, el presentarse a estos premios es ya un ejercicio ético que pretende mostrar un trabajo realizado ya sea en el campo del Fomento de la Lectura, la actuación interracial o, como en el caso que nos ocupa, las buenas prácticas de convivencia. Proyectos que el centro escolar presenta a escala autonómica o a escala estatal, proyectos que compiten entre sí y que suponen un importante trabajo previo que se materializa en la exhaustiva documentación que solicita el premio. Presentarse a ellos es, desde el principio, un acto de dedicación, un acto de entrega, ganarlo supone una satisfacción añadida, ponerlo en práctica, una consecuencia necesaria.

Ganar el Concurso Nacional de Buenas Prácticas de Convivencia 2008 en la modalidad de Centros de Secundaria, debería ser para toda la comunidad educativa extremeña un motivo de orgullo. Recibirlo, un placer compartido. En la actualidad no sólo las dificultades identifican a los centros, lo hacen también sus logros y citamos únicamente tres: pensar en el Instituto Alagón de Coria es pensar en su magistral trabajo con la biblioteca Escolar, pensar en el San Martín de Talayuela es hablar de multiculturalidad y, después de este premio, hablar del IESO Vía Dalmacia de Torrejoncillo es hacerlo de un proyecto de convivencia marcado por la participación de una comunidad educativa muy activa y una dirección, encarnada por Victoria Rodrigo López, capaz de aglutinar todas las sensibilidades y plasmarlas en un proyecto cuajado de aplicaciones y futuras propuestas que ha ganado el Concurso Nacional de Buenas Prácticas. Y como las buenas prácticas son entre todos y para todos, esa misma comunidad participativa se puso en marcha para asistir a la entrega del Premio, una experiencia que dice mucho del espíritu del mismo y la necesidad de incentivar al docente con algo más que instrucciones de quienes organizan, asesoran y no bajan a la arena del día a día. El Vía Dalmacia son profesores, alumnos y padres, y como tal comunidad acudimos al sorprendente lugar elegido para la entrega, la ciudad gallega del Ferrol, el espacio periférico que sustituye a Madrid como epicentro natural de las actuaciones del Ministerio y que nos obligó a todos los participantes a desplazarnos muchos kilómetros.

La elección de la ciudad del Ferrol respondía a la entrega al colegio San Xoan de Figueira como Primer Premio en la modalidad de Centros de Infantil y Primaria. El de San Xoan no es un centro cualquiera, considerado durante mucho tiempo un guetto de alumnos de etnia gitana, inmigrantes y habitantes de la periferia, su equipo directivo ha cambiado hasta tal punto el espíritu del colegio que constituye en la actualidad una referencia en proyectos multiétnicos. Situado en medio de zonas de pasto donde las ovejas se acercan a los autobuses de ruta, en un barrio que no sabe si es campo o ciudad, el colegio sorprende por su colorida calidez, por sus aulas de naturaleza en la que los alumnos cultivan un huerto y se escapan los patos y las gallinas con gran alborozo por parte de los niños. Un espacio inusual de entrega de Premios convertido por la gracia del protocolo en una sala perfectamente acondicionada para un acontecimiento diferente. Las autoridades recorren el colegio mientras los distintos equipos docentes que representan a los centros galardonados aguardan, intercambian opiniones y lucen galas felices. Más allá de las cámaras y de los proyectores, los niños del colegio observan fascinados, para ellos, lo único familiar es la voz de su directora, Marián López Román que inicia el acto desde el inusual estrado.

Las palabras de la anfitriona no dejan lugar a dudas, para el colegio es un honor alojar esta entrega de premios como lo es ganar el Primer Premio. La escuela en sus palabras es un reflejo de la sociedad y tiene la obligación de criar juntos a futuros ciudadanos que van a vivir en un ambiente multicultural. Es preciso creer en la necesidad de ocuparse de esa cuestión, ya sea desde las instituciones como en la vida personal y es preciso verlo como un privilegio y no como un inconveniente. La diversidad es un enriquecimiento para el alumnado, es necesario trabajar la cultura de centro que, en su caso, se centra en la convivencia cultural. Para el San Xoan tan importante es promover la convivencia entre alumnos gitanos, payos e inmigrantes como hacerles vivir en un entorno natural. Sus proyectos –como el de Ocho meses, Ocho valores- responden a la necesidad de dar a los alumnos una formación para la vida. Verdaderamente, la directora pertenece a esas personas que hacen de la profesión de maestro la más digna, sacando tiempo más allá de sus horas de trabajo, esforzándose al máximo sin más reconocimiento que el esfuerzo diario. Un esfuerzo que, con este premio, parece el camino correcto. Un esfuerzo que, gracias a este premio, hay que mostrar a las instituciones para que den más medios, más recursos humanos, más incentivos, ya que no se llega a todas partes sólo con el entusiasmo de quienes hacen, viven, dirigen los centros. Para ella, para todos, la educación en valores nos hace a todos más solidarios, más justos, mejor personas. Las palabras de Marian López son especialmente emotivas, certeras y muestran el punto justo entre la satisfacción, la reivindicación y el deseo de proseguir. El mero hecho de estar aquí apostando por la periferia es un logro. Y el San Xoan era la periferia de la periferia.

El Ferrol es una ciudad abierta al mar y al viaje. Su alcalde sabe hacer un discurso institucional y emotivo a la vez. Dice sentirse orgulloso y satisfecho de recibir esta entrega de premios, de felicitar a este equipo humano que ha hecho del colegio un espacio nuevo. No olvida a nadie en su agradecimiento: maestros, bedeles, padres participativos… hay algo enormemente cercano en este discurso oficial, quizás el hecho de que la transformación del San Xoan es un orgullo para todos, para una sociedad global que sufre tensiones entre culturas, tensiones económicas, laborales, y que tiene que aprender a convivir desde la escuela. “Hay que darle mucho al pico, pero también a la pala” contesta a los requerimientos de más ayuda por parte de las instituciones. Es cierto que hacen falta infraestructuras escolares, recursos económicos… pero todo ello sería imposible sin estos equipos humanos capaces de forjar estos proyectos.

El papel de los docentes, auténticos artífices de la cultura de los centros, es una recurrencia en las palabras de la Secretaria del Ministerio. Ante la ausencia de Eva Almunia, requerida por la ministra en el día en el que parecía zanjarse la cuestión jurídica sobre La asignatura de Educación para la Ciudadanía, Rosa Peñalver muestra a los docentes ganadores como modelos y referentes para el resto de la comunidad educativa. En tiempos de debates inútiles y estériles, el trabajo de hacer un mundo mejor celebrando el día de la paz, acogiendo un premio ministerial, incluso el trabajo de llegar hasta aquí “hasta la punta arriba”, es aquello que tenemos que tener en cuenta. Eso y hablar de convivencia en positivo. Como positivo es el mensaje de Laura Sánchez Piñón, la conselleira de educación quien, en la recepción posterior no dejó de departir con todo el mundo en vez de marcharse con la prisa que reconocemos a los cargos públicos. Enormemente orgullosa del San Xoan, nos remitió al mural pintado por los estudiantes que nos recibe en el colegio, así como a la creación de un colectivo de alumnos que ayudan a otros compañeros cuando estos llegan. La política del colegio se basa en la negociación, la empatía, las relaciones interpersonales y en el trabajo de los agentes sociales que deben despertar intereses en los alumnos que le incluyan en la sociedad.

Como representante de los centros de secundaria galardonados, Victoria Rodrigo, directora del IESO extremeño Vía Dalmacia tiene muy poco tiempo para agradecer el premio y pronunciar unas palabras. Palabras que deben ser una defensa de un tipo de educación en la que prime el respeto a uno mismo y a los demás. Convivir, y la escuela, el instituto son un espacio de convivencia, implica comunicación, animar a participar y a mediar. Básica y compartida, la educación en valores nos une a todos los asistentes y nos recuerda, enlazando con las palabras de Marián López, que detrás del Premio, de los focos, de la atención de la prensa y de la alegría con la que aplaudimos hay mucho trabajo diario, continuado, mucha ilusión y mucha entrega gratuita en tiempo y en esfuerzo.

Cuando el acto termina en la complicidad de la biblioteca, la cálida, colorista biblioteca escolar del San Xoan de Figueira, todos acusamos un cansancio feliz, intercambiamos impresiones, presupuestos, risas y direcciones. Mientras los niños del colegio continúan su día a día, nosotros, los visitantes, sabemos que este acto protocolario ha sido una especie de ilusión de la que despertar a golpe de timbre. Los trabajos y los días son otros, los que vendrán, los que nos configuran. Todo volverá a su lugar y nosotros a nuestros lugares de origen, sin embargo, el eco de este encuentro, el diploma de este premio, por qué no, el orgullo compartido también se viene con nosotros. Entonces nos sentimos capaces de reivindicar también la alegría como dijera Mario Benedetti, el esfuerzo diario, hasta la utopía. Y es que en estos tiempos, se trata de un privilegio insospechado que todos deberíamos celebrar, y celebramos.

Rosario Alonso.
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