Restaurante Las Tinajas promociona a TTN

NAVALVILLAR DE PELA, LA OTRA "ENCAMISÁ"

Recientemente pasó la noche del 16 de enero festividad de San Antón bendito, el patrón de los animales y de los peleños que un año más han disfrutado de una de las fiestas más características de la Comunidad Extremeña. Esto es lo bueno que tiene ser funcionaria, le mandan a uno adonde jamás pensó que iría porque… ¿Alguien sabe dónde está Navalvillar de Pela? ¿Dónde se sitúa la tenue frontera que separa la zona de La Serena y la de La Siberia extremeña? allí a lo lejos, cerca más bien de Ciudad Real y de la zona comprendida entre Talavera de la Reina y Mérida, entre los pantanos que forman una de las áreas con más costa interior de España, Navalvillar de Pela aparece como una mancha blanca entre los olivares, en las faldas de una sierra tan recóndita que sirvió de refugio a los maquis en la guerra, ese epsisodio cruel que marcó la zona y que recogiera en sus crónicas el escritor Justo Vila.

Navalvillar de Pela fue mi primer destino definitivo, y yo que pensaba que eso de la Siberia Extremeña era una broma me dispuse a ir más allá de Trujillo recorriendo carreteras vacías, atravesando campos de arroz tan exóticos como esos olivares que no hay en mi tierra. La verdad es que me sentí completamente desorientada al llegar, sentimiento que duró más bien poco. En aquel instituto recalamos gente de todo tipo y procedencia que, gracias al aislamiento, nos sentimos más unidos. El hecho de no tener una población grande más o menos cerca -Don Benito y Villanueva no estaban tan próximos como parecía- hacía del lugar algo privilegiado ¡Y el entorno! La sierra de Pela es todo un descubrimiento. La gente se detiene en los pantanos, en Orellana, en García Sola…. pero nadie recorre la sierra de Pela, un auténtico reducto natural en el que conocí especies vegetales que parecen propias de los Pirineos y aprendí a distinguir huellas de jabalí. Pela es un espacio único de paisajes sorprendentes, calles sinuosas, estrechas, árabes -muy parecidas al centro de Torrejoncillo- y gentes retraidas, profundamente identificadas con el entorno, correctas y un tanto distantes al principio. Gentes que cuando conocí no pude por menos que admirar. Todos tenían una historia familiar rica, esforzada y se sentían muy orgullosos de lo suyo, sin necesidad de nada más. Y una de las cosas que le pertenecían, aparte del paisaje y de la historia reciente, era la fiesta de la Encamisá, su hermosa relación con el santo, con la fiesta, con los caballos, con las hogueras… San Antón y San Fulgencio eran miembros de pleno derecho de la vida cotidiana, y con la proximidad de enero la tranquila población parecía agitarse de entusiasmo.

Caballos que se ponen de patas, cubiertos de mantas multicolores y racimos de madroños. Gentes y gentes en las calles iluminadas por las hogueras, caballos que respiran, caminan, recorren junto a lo participantes las calles estrechas entre gritos y brazos alzados. Aquellos a los que yo conocía, con camisa blanca, pañuelos rojos y el típico gorro puntiagudo de Pela -un pañuelo que con gran destreza se convierte en un largo pico- pasaban la noche sobre el caballo recorriendo las calles, mientras a su lado circulábamos los fascinados visitantes, deteniéndonos a beber un vino de pitarra dulzón y a comer dulces chorreantes de miel. Nunca había visto nada parecido y ni frío tenía, entre el calor de la gente, las nubes de aliento de los caballos, las hogueras que iluminaban la noche profunda, llena, extraña… la Encamisá de Pela hay que vivirla entre semana, cuando le pertenece a los del pueblo, cuando los de fuera son los que quieren hacer el esfuerzo…porque cuando la noche cae en fin de semana la aglomeración nos da otra visión de la fiesta, los caballos son más, llegan de todas partes de España y se adueñan del pueblo durante unos días de extraña alegría y animación que contrasta con la vida diaria contenida de un lugar que recuerdo siempre en una agradable y hermosa sordina.

Hace años que salí de Pela con infinita tristeza. Gracias a una de esas familias que forman pueblo, Los Baviano, quienes me iniciaron en las tradiciones, la vida callada y la historia de la zona, recorrí la sierra, viví la Encamisá y me sentí hasta peleña un día en el que nos invitaron a mostrar la fiesta en la Feval de Don Benito. Ahí estaba yo entre lo caballos, con la camisa blanca y el pañuelo rojo, yo que jamás voy ni a las fiestas del pueblo de mi madre y que soy de Salamanca capital. Ay Dios mío. Le tengo que agradecer a Pela el introducirme en Extremadura, la interior, la diversa, la profunda, la desconocida. Todavía le canto el Perindongo a mi hija, baila el Perindongo mi sol y mi luna, baila el Perindogno mejor que ninguna, baila el Perindongo mi luna y mi sol, baila el Peringongo mejor que no yo. Desde enontces no he salido, por eso me siento tan cómoda, tan bien en Torrejoncillo… porque a veces miro a mi alrededor y pienso que estoy en Pela y va a venir Miguel Baviano a decirme que se acerca San Anón y que está preparando el caballo. Entonces esas noches extremeñas de magia también me contagian y me iluminan las hogueras ¡Viva San Antón bendito!

Charo Alonso

Enlace al tema creado sobre el artículo en el foro

About The Author

COMERCIO EN TORREJONCILLO Y VALDENCÍN

X Aniversario Coronación Inmaculada Concepción

ENCAMISÁ DE TORREJONCILLO AÑO 2019

OFRENDA FLORAL A CABALLO A MARÍA INMACULADA TORREJONCILLO 2019

Fotografías de Torrejoncillo 2017

16265664_1411663292198922_7824484345912562244_n 18033857_1690350094314475_8755528176462576238_n 18835706_1754764654550108_323418145919655695_n 19146067_1772694969423743_7412142794188169602_n 19510087_1789090541117519_5377589509898840514_n 19958967_1805817859444787_790885685060041978_n 21151611_1860665343960038_1374274105626962848_n 22448398_1907948469231725_8855412019783142180_n 23172393_1929993927027179_736018226372008261_n

Normas en TTN

Existen unas normas que se deben cumplir, por favor leelas antes.

Normas en TTN