PEDRO GUILLÉN

Vivió en la época de las guerras Carlistas, y aunque su verdadero nombre era Pedro Gil Guillén, habitualmente se le llamaba “Pedro Guillén”, de forma característica. Para hablar de la memoria de nuestro paisano, Domingo Valerio, alcalde de Torrejoncillo en el siglo XlX, cuenta que hacia 1836, partidas carlistas merodeaban por los alrededores del pueblo, pero que ninguna de ellas se atrevió a entrar. Sólo un Jefe del Gobierno llamado Tolosa vino al pueblo con tropa regularizada, llevándose prisionero a un tal José Enrique, por dar vivas a favor de Carlos V. En Octubre de 1837, una mañana, al entran los carlistas en el pueblo, unos sesenta jinetes lo recorrieron acompañados de algunos simpatizantes. Buscaron a las autoridades, pero todos habían huido. El Jefe de esta partida era un zapatero de Valverde del Fresno, que se llamaba Montejo, que conocía a varios pañeros del pueblo, con los que se reunió, recaudando 12000 reales para la causa carlista. Antes de irse, vieron correr a un hombre, que logró escapar y esconderse, se trataba de don Pedro Gil Guillén, un liberal acérrimo que había estado preso bastantes años. “Tío Pedro” se dedico a recorrer pueblos cercanos para reunir bastante gente con la que derrotar a Montejo. Una vez que hubo reunido suficientes voluntarios, carabineros y nacionales, atacaron a la partida de Montejo, cerca de Valverde, matando a muchos carlistas, sin hacer prisioneros a ninguno de ellos. Los que escaparon se refugiaron en las riberas del Tiétar. “Tío Pedro Guillén”, tenaz e incansable en sus propósitos, persiguió a la partida de Montejo hasta Majadas del Tietar, dispersándola y tomando un importante botín.

La noche del 4 de Diciembre, a las cuatro de la madrugada, se oyeron tiros. Los carlistas habían entrado de nuevo en el pueblo, y venían a por “tío Pedro Guillen”. Lo sacaron de su casa y luego volvieron a por otro liberal, llamado Caldera, que era zapatero, logrando este último escapar por los tejados, aunque finalmente fue abatido por los carlistas.

La partida de Montejo ató a cinco cautivos en la plaza del pueblo, apaleando a uno de ellos veinticinco veces. Después todos ellos fueron desatados, excepto tío Pedro Guillén. Don José el cura-párroco intentó convencer a Montejo para que soltase a “tío Pedro Guillén” a cambio de entregarle 12000 o 14000 reales, pero Montejo no aceptó el trato y tío Pedro recibió múltiples sablazos, dándole por muerto. Pero no lo estaba, y cuando se fueron Montejo y sus hombres, los vecinos lo recogieron e intentaron cuidarlo, pero cuando los carlistas iban ya por los mártires (San Sebastián), alguien les avisó de que “tío Pedro” vivía. Entonces cuatro carlistas entraron en la casa en que lo habían recogido, disparándole dos trabucazos a quemarropa que le destrozaron el cráneo. De la existencia de Montejo y “tío Pedro Guillén” da fe el acta de la sesión ordinaria de 30/9/1869, “sobre la de continuación en su cargo de secretaría de don Eugenio Gil Guillén el ayuntamiento decide aumentarle su designación por toda vez que su familia ha sido afectada a la causa liberal, pues su padre de este fue asesinado por Montejo en la plaza del pueblo después de haber pasado diez años en los presidios africanos”.

Datos recopilados de la revista El Telar de la Asociación Cultural de Torrejoncillo titulada “Siglo XlX en Torrejoncillo”, editada en Diciembre de 2003.

MALM