
¡OJO CON CIERTAS LEYES!
Algo falla en el hombre
que en la libertad parece
tiene su origen
por elegir camino erróneo,
sin hacerse por ello más libre.
Libre, ¿desde dónde hasta dónde?
Es lo que más les aflige,
pues, queriéndose a sí mismo
a otro ofende en sus narices.
Y ya en las narices del otro
pisotea lo ajeno aunque finge
ser propio lo que pisa
porque la Ley no le corrige.
Y es que la Ley puede que cómplice
sea porque tiñe
lo dispuesto, por lo debido,
y así nada distingue.
¿Qué falla en el hombre?
¿La libertad?
¿La ley de quien dirige?
Hay que buscar la causa
que todo esto explique.
Cómo con Ley y por libre
el hombre obra mal
y por esto no se aflige.
Álzanse los principios éticos
como torres altas que contradicen
lo que ellas mandan y recomiendan
o tal vez sólo permiten,
siendo dueñas y señoras
de un reino que se inventan
porque en realidad, no existe.
Y es que, ciertas Leyes,
son como muletas
que se limitan
a ser apoyo de ciertas gentes
a las que no se les permite
discrepar ni someramente
siempre que el color de fondo
no sea oscurecido,
e intentarlo mudar,
no se les consiente.
La madre Naturaleza aguanta
y en su regazo descansan
los hijos a los que no miente
estando con las costumbres
y tradiciones unidos
cuando dicen:
¿Dónde estaremos más seguros?
¿Cuál ha de ser nuestro camino?
Pues, en el hogar materno
donde estamos y resistimos,
ya hay meta conseguida
camino andado
y por él no perdidos
en experimentos
que la realidad ha convertido
en frustración clara
por ser legalizada tanta hiel,
con aparente sabor a mimo.
¿Dónde está la “lucha”
sin enemigo reconocido?.
¿Dónde la “victoria alcanzada”
sin ser proclamada
ante el soldado aún vivo?.
¿Dónde la “conquista social”
cuando de social ha quedado
en el individualismo más egoísta,
el primitivismo más soliviantado?.
¿Acaso será, el que aún en vientre
no ha nacido y sigue a él atado?.
Porque el que allí está
esperando ser recibido,
lo está desde la concepción misma,
donde la Antropología más actual
y los genetistas lo han descubierto
y comprobado,
ser el principio
de un auténtico proceso humano
que si no se le impide o asesina
terminará llorando
y, después, apaciblemente,
sobre un amantísimo pecho,
se quedará dormido, olvidando el llanto.
Por ello, ¡Ojo con ciertas leyes!
y estad al tanto.
ANGEL GOMEZ SANCHEZ.
Madrid, 2 de Junio del 2007.
Permítame advertirle de su vanidad por pretender torpeza en su manera de escribir sabiendo que no está al alcance de cualquiera y por considerar trascendentales los temas que usted trata por ser de su interés en detrimento de otros que podrían serlo para cualesquiera otras personas.
Yo sí he leído críticas con argumentos a sus artículos. Otra cosa es que usted esté de acuerdo con ellos o no, pero esto no significa que se le conteste, en general, de manera gratuita y sólo usted tenga opiniones fundadas. No pretendamos tener la posesión de verdades universales.
La descalificación es una manera de actuar atemporal, no sé por qué dice que es actual. Opinar sobre su manera de escribir no es descalificar, sino simplemente es no estar de acuerdo en las formas (aunque también en el fondo, pero ahora no es esta la cuestión). Usted sí descalifica al final del comentario a otros comentaristas del blog por tener preferencias que no son de su agrado. Y no digo que esté en sintonía con ellos, pero hay que distinguir entre la tolerancia y la afinidad.
No he dicho que fuera poesía lo que usted escribe, sino que lo parecía; y no me negará lo evidente: escribe o intenta escribir en verso.
¿Es usted libre como dice? ¿Me ha parecido que hablaba de libertad? ¿No era esto de la libertad una moda en la que no debíamos caer y con la que nos estaban engañando? ¿No será que usted cree que cualquier tiempo pasado fue mejor?
Por último agradecerle la forma de este comentario; no ha escrito en verso, a pesar de decir que no me iba a dar el gusto y que sería sentirse manipulado.
Que pesado, dios!!!
Referencia: Comentario a
Libertad, libertar
Contesto a Don Rimbombante.
“Respuesta desmedida”.
Respondo: Soy torpe y no sé hacerlo de otra forma. Claro que apenas me digan los responsables del Blog que recorte la extensión de las respuestas, hago una poda que te queda la viña sin parras. O a lo mejor pido la cuenta y me largo. Los que deseamos (que siempre es bueno desear), trabajar en algo honesto y honrado, tenemos también nuestras flaquezas y muchas. A lo largo de mis intervenciones, siempre me encuentro con alguna crítica. Pero nadie prueba dónde, cómo o en qué se funda. Usted que me trata al menos a la antigua usanza, (debe en vez de debes), aunque no llegue al siglo XVI, usa de un medio, sin embargo, muy actual como es la descalificación. Tan “rimbombante” como lo que critica.
“Siglo XVI”
Respondo:: Dichoso usted que conoce el estilo de las poesías del siglo XVI. Yo no. Nunca me ha gustado la poesía.(Posiblemente por no entenderla). Lo que pasa es que en mí puede ser una manifestación tardía aunque no senil acompañada de demencia. Solo recuerdo haber leído que Lope de Vega decía que la poesía era “sonido”. Y dejando a los antiguos, José Hierro, de todos conocido al preguntarle en una entrevista su opinión sobre qué entendía por poesía respondió y tengo ficha de este asunto, que “la poesía era un coñazo”.
Le aclaro: Lo que yo escribo no es poesía. Solo parece su fachada. Así que ni es mala ni es buena. Porque no lo es. Por algo escribo en mi Web, con el seudónimo de Rimante, y en mi presentación de cada libro escrito de manera tan peculiar, digo:
“y ahora que me encuentro
ante tantos libros,
que de él han carecido,
ni poeta ni escritor me llamo,
sino Rimante a secas,
porque así lo he decidido”. (Siglo XVI añadiría si pudiera)..
O sea, que es capricho. Y como soy libre, sin ofender a nadie, escribo como se me antoja. A nadie obligo a que me lea. Y todos son libres para exponer o proponer un tema para que cada uno opine sobre el mismo. Lo lamento caballero. Me sentiría manipulado si le hiciera caso. Posiblemente algo de esto puede que se me haya pegado de la juventud actual, tan propensa a no dejarse pisar el poncho ni un milímetro en cuestión de libertad.
“lo de San Juan de la Cruz”.
Respondo: ¡Por favor, no me tome el pelo de forma tan descarada aunque con palabras halagadoras como la de la serpiente del Paraíso!. Le felicito porque ese “indago en la temática tratada”, ya supone que se ha interesado por algo muy bello y digno. Sobre este tema también he hecho mis pinitos. Permítame que lo compruebe (no que lo lea, por favor), pues sigo en el siglo XVI también allí.
Hago mi primer contacto con él en el Volumen III, que lleva por título, -¿Y San Juan dónde queda?. y como subtítulo: “Ambiente adverso contra la mujer en siglos
pasados. Descripción de la figura de San Juan de la Cruz” página, 537. A partir de ahí me introduzco en otros lugares, de la mano de especialistas en San Juan y Santa Teresa. Por mi cuenta, ni un paso.
Me siento hoy bromista como usted. Porque habla de la “temática” que es distinta de la de San Juan. Sigo la broma, ¿acaso la “forma” es en lo que coincido?.
Pues no sabe cuánto se pierde no leyendo mis ocurrencias.
Pero ahora en serio. Si verdaderamente ha leído a San Juan habrá observado la libertad interior, inmensa, de que gozaba, pues su voluntad estaba unida íntimamente
con la de Dios. Y en eso se equivoca. La libertad interior que es otra manifestación de la libertad a secas, es precisamente de lo que yo quiero opinar y dar a entender por lo que ya he dicho que la llamada “libertad de maniobra”, es externa completamente, sujeta a que se elija una cosa u otra, una acción u otra. Y es más, la libertad de San Juan al estar unida a la de Dios, siendo más grande que ninguna, se deja dominar y orientar por ella, cosa que nombrar esto a la juventud actual (del siglo XX, posiblemente no del XVI), le huele a cuerno chamuscao por aquello de que nada ni nadie le imponga lo que deben hacer. Pues sepan que, si rozan la fe, que no dudo que la vivan plenamente, desde el primer momento de la creación, Adán y Eva fueron sometidos a una prueba de obediencia que libremente se saltaron a la torera. O sea, que desde que el hombre es hombre se ve abocado a someter libremente su voluntad a personas e instituciones distintas de sí mismo y con las que toda su vida se entrevera y compenetra hallando en ello, satisfacción y progreso, cuando esta relación no es violentada por ninguna de las partes.
“rimbombante y hacer ruido”. No caballero. No lo pretendo, aunque lo consiga sin querer. Yo no elijo un Blog, para lucirme y menos para meter ruido. Yo escribo, porque me gusta y creo que de lo que escribo alguien se pueda libremente aprovechar, pero lo edito en una página Web a mis anchas, a mi gusto, sin mendigar un aplauso, anónimamente, costándome el dinero y sin exigir derechos de autor. Dejando libertad de copia, fotocopia, edición etc. a quien lo desee. De vez en cuando me complazco y doy gracias a Dios, porque en Argentina, Holanda, actualmente en Perú y hasta en EE.UU, alguien se ha equivocado y ha repostado en mi página para , mantener viva su curiosidad. También se de una persona, solo una, que ha leído el libro de la Virgen, “María, toda una mujer”, (Volumen I), durante dos años seguidos, cada noche al acostarse y antes de dormir, porque se presta el libro a que cada día pueda uno disponer de algún texto (del siglo XVI). Esto, y si solo esto fuera, sin ruido y sin nueces,
es lo que colma y da por bien empleado mi trabajo. La “puesta en escena” de que me hablaba otro comentarista, ya la hice antes en otro lugar.
“si quiere que los haya”.
Respondo: Los intervinientes de que habla o a los que se refiere, nadie con dos dedos de frente pensará de que su jubilación como intervinientes, se deba a literatura trasnochada de un solo individuo, ruidoso, y que con no hacer caso, en paz. Espero que esos intervinientes, (que me subraya) que por lógica no deben ser muchos los que se dejen caer por estos escritos amétricos o antimétricos (falta de métrica o enemigos de ella), que también estudié sin éxito en tiempos mozos, lo que les resta es aportar temas, hechos, que sean dignos de la atención más respetuosa y que contengan a parte de las buenas formas de expresión literaria, el contenido sólido y profundo como fueran los que tocan a los trascendetales de la vida humana. Creo que para chismes, ya tenemos suficientes medios. Así que de echarme la culpa, nada de nada. El blog tiene muchas páginas y se presta generosamente a dar eco a rimbombantes y cabezudos, propios de una fiesta veraniega. La charanga ya la ponen quienes los jalean.
Solo una pequeña observación. Mi opinión sobre la poesía verdadera es de admiración, alimento de mentes privilegiadas, de una sensibilidad exquisita, donde el espíritu humano se eleva por encima de sus muchas miserias, idealizando, plasmando cuanto de bello o susceptible de belleza en ciernes se pueda manifestar.
Gracias. Feliz verano.
ANGEL GOMEZ SANCHEZ.
Madrid, 19 de Junio del 2007.
NOTA: Me quedan solo unos días para atender a quienes me pongan en el brete de
“ponerme en escena”. En verano, hasta Septiembre, careceré de Internet, por lo que en Septiembre afrontaré el grato deber de aportar “rimbombantes ideas” que son las delicias de los poquísimos que me quieren mal, por no decir ninguno que sería vanidad.
Dedico estas palabras a mi gentil comentarista, cuya sinceridad siempre será recordada
en pos de una gloria mayor. Allá van. (No son del siglo XVI ni de San Juan de La Cruz).
Vuelo hacia Ti Señor
vuelo y de Ti no vuelvo;
¿qué encontré en Ti?.
A Ti mismo,
mi eterno anhelo.
Recítela por la noche al acostarse, si me permite dar un buen consejo, y pida por este rimbombante espécimen que aún queda en la banasta. Desde ahí debe edificar su propia libertad. Las cosas las verá de otra forma. ¿Amigos?. Vale.
NOTA II.
Entrada: Necesito ser informado lo mejor posible por alguno de los intervinientes en el Blog, sobre el que es llamado “EL PRINCIPIO ANTRÓPICO”.
Como suena. En prosa o en verso. Me da igual. Parece que se trata de una nueva visión interpretativa del universo, pues, como saben, los señores Copèrnico, Galileo, Newton, Darwin y Freud, se empeñaron en desplazar al hombre dentro del universo, como Rey de la creación. Pues bien, ahora resulta que si bien se le metió en la cabeza que salió, brotó, nació o como quieran llamarle de unas bases sobre todo químicas completamente naturales y terrenas, y que el hombre se adoptó a la naturaleza y entorno que le rodeaba, ahora, en virtud del Principio Antrópico, formulado por el famoso cosmólogo Barrow, en 1986, en su obra “EL PRINCIOPIO COSMOLÓGICO ANTRÓPICO”, es todo al revés, esto es, que el universo es el que se ha adaptado al hombre, por el “factor dador-de-vida”. Por ello, John D. Barrow, recibió el prestigioso Premio Templeton, que también ya lo habían recibido, la Beata Madre Teresa de Calcuta; Stanley L. Kaki, físico y monje benedictino; Paul Davies y Carl F. von Weizsacker, físicos; cardenales Leo J. Suenens y Chiara Lubick; Alexander Solzhenitsyn, escritor; y el famoso monje Hermano Roger de Taizé.
A Jhon David Barrow, autor de la investigación sobre el llamado Principio Antrópico, se le concedió por este premio creado por Sir Jhon Templeton en 1973, la cantidad de 1´4 millones de dólares.
Hasta aquí lo que puedo decir. Espero su colaboración, pues la finalidad de este Premio concedido, según la prensa el 24 de Marzo de 2006, a Barrow, es la de “fomento al conocimiento de las realidades espirituales”. Tema tan interesante como sorprendente es el desentrañar el Principio Antrópico. Si hay por ahí algún licenciado en física o relacionado con estas cuestiones, sería de mucha ayuda. Los que tengan Internet este verano pueden intentar algo.
Gracias por todo y ya saben, entre toro y toro, posiblemente se haga luz en este tema aunque vaya unido a la luz del amanecer del día siguiente, tras el toro de la noche.
¡Qué mala l… tiene este!, comentará alguno. Supongo que se referirá al toro de la noche…Bueno un poco de humor y ciencia, nos vendrá bien a todos.
ANGEL GOMEZ SANCHEZ.
Madrid, 19 de Junio del 2007.
Respuesta desmedida…
Debe entender que no todo el mundo está acostumbrado a leer poesía escrita a la manera del siglo XVI (temo equivocarme porque no soy ducho en ninguna materia y menos en literatura).
Cuando leo sus respuestas me parece que abro un libro con poemas de San Juan de la Cruz, pero me doy cuenta que no es así a medida que indago en la temática tratada.
Da la sensación de que sus intervenciones pretenden ser más rimbombantes y hacer más ruido de lo que realmente contienen…
Reflexione sobre ello. Piense en los demás intervinientes, si quiere que los haya, claro.
Libertad, libertad…
Asumo tu inquietud cercana.
Hago mía tu pregunta.
Y, al responderla, me respondo
a mí mismo sin presunta
opinión en contrario emitida
que pretenda convencer
cuando se le adjunta
un ansia de saber
cómo se ha de poder
averiguar y usar un camino,
de punta a punta.
Por ese camino marché.
Y pasé por él sin detener
mi deseo de llegar
antes que el cielo barruntara
que era un esforzado con fe
sin desfallecer en batalla
que no terminó en desbandada.
Lo que me platee
de forma sencilla lo entendí
y luego advertí
que a la larga quedaba
mucha soga que doblar,
más camino que andar,
y, a donde iba,
me pareció que más se alejaba.
¿Era primero la capacidad
de ser libres antes de elegir?
¿O, por el contrario, en el elegir,
se fraguaba la libertad?.
¿Sería real y auténtico aquello
“que el camino se hace al andar”?.
Yo pensé que era poesía
y eran ganas de cantar
a una libertad constreñida
que quería por sí volar.
Primero, pensé, será el camino.
Luego, vendrá el transitar,
por él si antes se ha entendido
que se lo tuviera uno que tragar.
De pensar de una manera u otra
la misma Humanidad se dividió.
Y así, unos pensaban que lo primero,
era caminar u obrar, o hacer con esmero
lo que después o en el mismo acto se pensó.
Inconveniente este que proporcionaba
errores cogidos al vuelo,
por mucho esmero que se pusiera
lindante con la improvisación.
Otra parte de la Humanidad pensó:
Que primero era meditarlo, estudiarlo,
proyectarlo y, el decidirse,
fuera lo posterior.
Otra casa es que se acertara o no
por precipitación o porque se ahorrara
tiempo que nunca después volvió.
A los primeros, pensé, pertenecen
los materialistas maniobreros,
que tras de la práctica consiguieron,
según se acordó,
la verdad de la cosa si esta
se acomodaba con la práxis
que muchas veces se atrancó.
Pues eso, de pensar antes,
eso de admitir unos principios
una lógica aplastante,
era idealismo puro
ya curado de sarampión.
Y a tanto se llegó
que identificaban la contemplación
con la inactividad más absurda,
con la pereza más pura
del capitalismo,
o del religioso en cuestión.
El liberalismo más desenfrenado
por estos caminos se perdió.
Y en los dos extremos expuesto
el progreso se retrasó.
Solo quien en el medio
de los extremos se colocó,
parece que se encontraba satisfecho
por lo mucho que aprovechó
de una y otra parte,
sin por ello pedir perdón.
Yo pensaba en aquellos momentos
que con lo externo
me comunicaba por los sentidos
a la perfección.
Que luego lo por ellos adquirido,
me lo tomaba en mi interior
y devanaba aquella madeja
de impresiones y buen olor,
haciendo con ello ideas,
concibiéndolas con todo candor,
aunque estas, saltarinas,
siempre querían realizarse
y alguna lo consiguió.
Era entonces un encuentro
entre una realidad interna o externa
con la que la idea coincidió.
Y la alegría de un acierto
tanto placer mi proporcionó,
que abrigué la esperanza
de pensar bien las cosas
y después llevarlas a cabo
si esto era lo mejor.
Lejos quedó la creencia
de que cuando obro soy libre
y cuando me abstengo, no.
No. Yo estaba más seguro
y en mejor disposición,
partir de que poseía
la capacidad, el instrumento,
que luego me aseguraba
caminar tranquilo y sin temor.
Porque la libertad, me convencí,
era eso, capacidad,
fundada en la razón,
que su propia naturaleza
le daba a su existencia
y a su esencia
con la mejor intención.
La única limitación que admitía
era la que provenía
de la misma naturaleza
que, por mucho que quería,
nunca fuera contra ella,
si deseara ser libre en mi interior.
Porque eso de obrar a sabiendas
de que te puedes equivocar
o que a otro puedes ofender,
o te puedes tú mismo perjudicar,
y decidirse uno, no obstante, a obrar
pues, sin este obrar no eres libre,
es como precipitar
sobre la cabeza un vendaval
que en ese instante
ni uno ni nadie puede evitar.
Busqué en mi interior un instrumento
por el que pudiera dilucidar,
cuándo se comportaba bien o mal
la libertad con que quería caminar.
Y vi algo que nunca podré olvidar.
Comprobé que eso,
de caminar por libre
nacía de un atrevimiento,
que, “libertad de maniobra”
llaman los entendidos
por si se quisiera uno ilustrar.
Y que la verdadera libertad
es la “capacidad creativa”
que al hombre siempre acompaña
si éste no quiere desbarrar.
Así mismo me di cuenta
cómo por estas sendas
anda el reparto de la Humanidad.
Pues hay quien a la sociedad
la convierte en “masa”
y la pueden fácilmente manipular.
Pero que más difícil lo tienen
cuando los ciudadanos sostienen
la “creatividad personal”
como escudo y bandera
de una escuela
que a la vida le hace prosperar.
En estas circunstancias
en que se me sugiere
que nadie imponga, ni obligue
y que nadie se doblegue
ante imposición desafortunada,
me rindo a la evidencia y sostengo
que quien obra
y allí su libertad halla,
sepa que antes de ser regustada
la miel libre de las abejas
antes hay colmenas
que de flores son alimentadas
La flor que Dios nos regaló
y que muchos llevan en la solapa,
es efecto de una Causa
que en libertad se dirigió
al hombre que suspiró
por ser al menos rey
de su propia casa.
Pero el hombre se pregunta.
Y desea que la respuesta venga.
Y si esta aún no llega,
el “hecho consumado”,
y la libertad elegida a ciegas
no pueden ser por menos
que disimulada violencia
contra una naturaleza
en armonía
entre lo que disponemos para comprar
y entre lo que nos cuesta.
Con esta “libertad de maniobra”
los científicos, medianos, se condenan
a ser esclavos de un amanecer
de las cosas hechas.
Luego vienen las consecuencias
y se impone un humanismo
lejos del materialismo
que las sustenta.
El fatalismo de los hechos
por la historia que se interpreta
son nubarrones en el horizonte
que a todos nos encierran
en sí mismos sin ser sociables
para que con nuestras fuerzas,
luchemos por una sociedad
que de pensar así
se hará cada día más perversa.
Finalmente, tuve el sentimiento
de que algún gobierno me ayudara,
al manos con los instrumentos
o posibilidades claras
de poder desarrollar
la elección que silenciosamente llega
y se retira a la contienda
que fuera de sí le espera,
sin llegar a comprender
cómo al olmo le exigiera
como fruto social, algunas peras..
Me vi solo y abandonado
y ante mí, camuflado,
el deseo desenfrenado
quedó achantado,
al acecho de una ocasión
para saltar sobre ella
como providencia puesta
ante mis ojos sin quererla
reconocer como tal
que de Dios viniera.
Apareció Cristo ante mí,
y en mi pensamiento, encarnado,
fui “transberberado”
y transformado en Él.
Pues aquello de Camino, Verdad y Vida
era porfía
que para mí se desprendía
de su amor y poder.
El ser Camino es instrumento humano,
de carne hecho y acomodado
a nuestra humana naturaleza
que embargaba mi ser.
El ser Verdad, me aseguraba
luz cargada de esperanzas,
conformidad con una realidad
que al principio sorprende,
más no espanta
aunque sea al anochecer.
El ser Vida, me dio libertad
para ejercerla con piedad
entre mis seres más queridos,
aquellos tan heridos
que de la libertad tienen
un concepto fatalista
pegados al terreno
como cimientos eternos
de arena hechos y éstas movedizas.
He aquí la solución.
Dios, tú y, entre ambos, unión.
Me hablaron de que en Él
nos transformaríamos.
Cosa que de Él recibimos
plena confirmación.
Pero ¿cómo sería
aquella transformación?.
Pues, Dios, no podíamos ser.
Y, quedarnos en solo hombres
era como retroceder
a la vida que dejáramos
tras de nuestros pasos por el mundo
al que ya no se podía pertenecer.
Sólo había un camino para comprender
aquel misterio hecho promesa
que parece que en común mesa
en la eternidad,
pudiera acontecer,
hermanados en los recurso o alimentos
en el sustento,
que el mundo
no se hubieran podido tener.
La transformación prometida
solo podía ser “afectiva”
que es donde se puede correr
por caminos allanados
ya por Cristo como modelo,
al que se desea imitar y poseer.
Y esta es la llave entregada
al hombre que se desplaza
fácilmente por un mundo
que ha dejado de “ser”
sosteniendo que el “tener”,
le enriquece y le aleja
de todo sufrimiento
que le pudiera acometer.
Hueco así de mi esencia
de “procurar el encuentro”
con otras formas de querer,
sentí en mi interior unas tinieblas
que ahogaban mis ilusiones
sometidas como estaban
al capricho manipulador
que se empeñaba en mantener.
Ahora, cuando lo pienso,
solo hacia lo alto dirijo
mi libertad como cobijo
y en él escondo mi temeridad
de creer que cuando obro,
soy libre cuando ya cobro
con anterioridad,
la capacidad recibida
por Dios y su liberalidad,
que para ser el más libre,
infinitamente libre,
y que para demostrar que lo es,
tiene una sola fórmula: SE DA.
¿Y no es esto en cierto sentido,
como dependencia del enamorado,
de lo que ha creado y querido
sea libre hacia un destino
del que nunca ha renegado?.
Dios, único camino
donde principio y fin se identifican.
Primero y último suspiro
de quienes aspiran
a ser libres sobre el mismo mundo
y más allá de él,
donde por solo ser libre te dignifican.
Esto es en fin, lo que pienso.
Por ello sostengo
con entereza y dicha
que quien de otra forma lo es
puede que para mí
sea un misterio,
a donde aún no llega mi vista.
ANGEL GOMEZ SANCHEZ:
Madrid, 13 de Junio 2007.
Fiesta de San Antonio de Padua.
NOTA: Te recomiendo para más información sobre el contenido de tu pregunta leas PUNTUALIZANDO SOBRE LA LIBERTAD. (Sobre la necesidad y libertad de elección). p. 253. Volumen IV de mi página inmaculada. com. es. a la que puedes acceder o bien directamente o desde los enlaces de la página laencamisa.org, pinchando en el enlace “María, toda una mujer”. Encontrarás citas de Marx, Santo Tomás de Aquino y otros autores, donde trato el tema de la necesidad frente a la libertad. Posturas básicas de dos concepciones filosóficas diferentes. En verso rimante y novelado para que no te aburras. “El elegir es acto de la libertad pero no su esencia, esta es la cuestión”. Gracias.
¿Y cuál es el camino correcto?
El que cada uno elige: esa es la libertad. Y para que exista, nadie debe decirnos cuál es el erróneo, ni obligarnos a tomar uno en concreto, sino poner a nuestra disposición las herramientas para poder elegirlo.