
El mundo está lleno de cobardes
No es la primera vez que me adjudico a mí mismo este galardón. De hecho, ahora que lo pienso, solo la Cospedal y yo tenemos ese honor (qué honor…); en cualquier caso, a veces no hay más remedio que admitir que uno se ha equivocado. Yo soy un Monguer esta semana. Soy inocente, cándido, estúpido. Y lo soy porque de verdad he pasado mucho tiempo confiando en la humildad y honestidad de las personas. He asumido que después de ver cómo mi país se sumía en una horrible crisis económica, social y humanitaria, los españoles abrirían sus ojos y...
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