Autor: Redacción

“El retablo de la imagen de Santa Filomena, virgen y mártir, que se encuentra en el retablo de la Iglesia de San Andrés Apóstol de Torrejoncillo, cuya adquisición y culto se remontan a 1853 y aparecen vinculados a doña Petra Nolasca Monrobel (“Tía Nolasca”). La figura de esta mujer nos ha llegado a través de nuestras abuelas , que la conocieron en vida, ya que murió en el último cuarto de siglo XIX, rodeada de una aureola de santidad taumatúrgica, con apariciones de santos, curaciones, hallazgos de cosas perdidas y hasta fenómenos de bilocación. Una especie de San Antonio de Padua, con el que nos cuentan que tenía frecuentes contactos. (Ermita de San Antonio en Torrejoncillo) Hemos oído muchas cosas de la “Tía Nolasca”: Todo el pueblo la conoce por el mismo conducto: que comía con San Antonio al que llamaba familiarmente “Pelonito”; que los soldados de Torrejoncillo la veían en cuba curando heridos en el campo de batalla, en el mismo momento en que estaba en la puerta de su casa haciendo hilas de trapo de algodón de entonces con un dedo tieso, atrofiado, o indicando el paradero de algún animal extraviado. Pero lo que jamás oímos de ella, y es precisamente de lo único que podemos hablar con toda propiedad y despojo, de todo hado milagrero, es de los pasos que dio hasta conseguir los fondos necesarios...