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LA MOZA DE TORREJONCILLO QUE ESTÁ ENCANTADA EN UNA NORIA DE AHIGAL

LA  MOZA  DE  TORREJONCILLO  QUE  ESTÁ  ENCANTADA  EN  UNA  NORIA  DE  AHIGAL

Una leyenda muy curiosa y que no es muy conocida en Torrejoncillo la que en Facebook hemos encontrado y que fue recopilada por José María Domínguez Moreno haya por la década de los años 70 y que le conto el Orfebre Don Arsenio Moreno y el Farmacéutico Don Vicente Moreno Díaz. En aquella época el autor estaba realizando varios trabajos sobre tradiciones de Torrejoncillo como La Encamisa o el Culto a San Pedro. Gracias por rescatar esta leyenda que muchos no conocíamos.

LA MOZA DE TORREJONCILLO QUE ESTÁ ENCANTADA EN UNA NORIA DE AHIGAL
«Un hombre viudo, el más rico orive de Torrejoncillo, vio cómo su hija, una arisca y bella joven, se enamoró de un vinatero de Ahigal y, desoyendo los consejos paternales, huyó con él a nuestro pueblo. Pero la muchacha se llevó consigo todos los lingotes de oro y las joyas que tenía en el taller.
El padre se enteró al volver de un viaje. Sintiéndose humillado, la maldijo, condenándola a vivir eternamente en las aguas de una noria de las vegas del Palomero siempre vigilando las riquezas que se llevó. Transformada en una espeluznante serpiente solo recuperaba la forma humana de hermosa mujer la mañana de San Juan. Cuentan que el enamorado se ahogó al sumergirse en la noria intentando rescatarla.
El hechizo solo se rompería cuando, durante siete días, diera siete vueltas alrededor del pozo calzando unos zapatos de oro fabricados por su progenitor.
Imagen: Orfebrería Cesar Moreno

Imagen: Orfebrería Cesar Moreno

Esto lo supo un remendón de Ahigal que acudió en busca de material a Torrejoncillo y fue requerido por el padre maldiciente, ya anciano. Estaba arrepentido de lo que había hecho con la hija y procuró levantarle el castigo para tenerla junto a él los últimos años de su vida. Le entregó un pequeño morral, bajo el juramento de no abrirlo ni enseñarle a nadie lo que contenía.

Cuando aquella noche regresó a la casa de Ahigal, cometió el error de contarle a su mujer lo que haría al amanecer. Resultó que esta, aprovechando el sueño del marido, volcó el zurrón, descubrió unos zapatos de oro, los cogió y puso en su lugar unas alpargatas de esparto.
Antes de ser de día el hombre se encaminó hacia la noria para poner en práctica lo que el orive le explicara. Inclinado sobre el pozo, la llamó:
Mocita del agua,
esto te traigo de casa.
De repente la bella joven emergió y se sentó en el borde de la noria. Le hizo entrega del paquete, que de inmediato lo abrió. Al ver las alpargatas debió sentirse engañada. Sin dar muestras de desazón se desprendió la gargantilla que lucía y se la entregó al remendón para que se la hiciera llegar como regalo a su esposa.
El hombre, puesto que iba a trabajar largo rato en una huerta cercana, no tuvo mejor idea que ceñirla al cuello del perro que le acompañaba. Al pronto la gargantilla se puso al rojo vivo y se encogió de tal manera que ahogó al animal.
Fue así como la mujer fisgona y timadora se salvó de una muerte segura. Hubiera sido el castigo por impedir la redención de una joven que continuará eternamente custodiando los tesoros de su padre bajo las aguas de una noria de Ahigal.»
Imagen: Orfebrería Cesar Moreno
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