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¡Bravo, Emilio!

¡Bravo, Emilio!

 Emilio de Justo convence, en su reaparición en Madrid, ante el lote más encastado de Victorino.

Muchos fuimos los torrejoncillanos que nos desplazamos a las Ventas del Espíritu Santo para ver a nuestro paisano en su reaparición en la Monumental. Ya desde por la mañana nos empezamos a congregar en el patio de cuadrillas para presenciar el apartado. Fuimos aumentando en número para disfrutar de una mañana taurina en los bares cercanos a la plaza. Por momentos y en algunas zonas, la madrileña calle de Alcalá, parecía una más del callejero torrejoncillano.

Son las siete de la tarde y los clarines y timbales anuncian que todo está listo. El rey Felipe VI ve la corrida desde una barrera y veintitrés mil almas colocan el cartel de no hay billetes; en toda España el festejo es seguido por un importante número de telespectadores y desde Torrejoncillo se sigue con especial interés para ver lo que puede dar de sí la tarde para el torero local.

Pese a lo que pese, hoy por hoy una corrida de Victorino es sinónimo de  garantía. La casta de este tipo de ganaderías (y la de otras pocas),  es lo que la distingue de la mayoría de los festejos, que se celebran tarde tras tarde, feria tras feria y que son las que habitualmente torean la mayoría de las figuras. Precisamente esto, aparte de su leyenda, es lo que la hace interesante. En este tipo de festejos nadie se aburre.

Mucho más que importante lo que hizo el torrejoncillano. Cuando una faena larga en Madrid no se protesta, es que algo de interés está sucediendo en el ruedo y eso fue lo que pasó. Con este tipo de toros también se triunfa sin cortar orejas, aunque evidentemente el triunfo máximo va ligado  a tocar pelo.

Recibió a su primero por bajo con el capote, rematando el saludo capotero con una elegante media verónica. Un interesante tercio de varas y la cuadrilla de Emilio que se desmontera en banderillas. Tras brindar al Rey, Emilio se mostró firme y valiente con un toro complicado y que cortaba el viaje, ante el que había que saber estar y tragar, para administrarle la más que interesante faena que le firmó al Victorino

También fue por bajo su saludo al que cerraba la tarde, menos lucido en el caballo y complicadísimo en banderillas. Volvió a atarse los machos con la muleta y a tragar aún más si cabe que en el primero, ante un toro que no pasaba y pese a ello, consiguió más de una tanda ligada de notable calidad, cruzándose a pitón contrario, en terrenos que por momentos hacían temer lo peor, faena larga y de interés, que quiso rematar con naturales de frente a pies juntos, a los que el toro no acudió y que hubieran puesto la plaza en pie.

Muy buena nota para Emilio en la corrida de la Prensa 2018. ¡Bravo Emilio!

Ángel Carlos Sánchez Pérez

Fotos:Ángel Carlos Sánchez Pérez

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