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Zapatos extremeños que pasean por Cibeles, teatros y campañas electorales

Zapatos extremeños que pasean por Cibeles, teatros y campañas electorales

El pasado fin de semana el diario Hoy publicó un artículo sobre la empresa de calzado artesano ROSBRAV de Torrejoncillo.

Fuente: Diario Hoy
Álvaro Rubio

Imagen: Diario Hoy.

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Alejandro Roso Bravo pertenece a la quinta generación de una familia de Torrejoncillo que lleva elaborando este producto desde 1880

Tiempos atrás la localidad cacereña de Torrejoncillo era considerada la industria del zapato por excelencia en Extremadura. La mayoría de las casas contaban con pequeños talleres que fabricaban este producto. Sin embargo, ya queda muy poco de eso. Los avances tecnológicos, las multinacionales, el mercado chino y la crisis han acabado con un sector que durante el siglo XX dio de comer a muchas familias de este municipio que apenas supera los 3.000 habitantes. Hoy solo queda una fábrica en el pueblo que se dedica a ello. Está ubicada en la parcela número 18 del polígono industrial Dehesa Boyal y, aunque con más herramientas que hace 130 años, la esencia de esta profesión pervive en cada una de las pieles, en las puntadas, en cada corte y en el sonido de las máquinas de coser.

El responsable de que esto sea así es Alejandro Roso Bravo, un joven que junto a su padre elabora cada año unos 2.000 pares. Él es la quinta generación de una familia que empezó a trabajar en esto en el año 1880. Desde entonces, han cambiado muchas cosas. Una de ellas es el cliente. «A la venta en tiendas tradicionales se suma Internet, una forma única de darse a conocer entre un mayor número de población», afirma Roso.

Imagen: Diario Hoy.

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Precisamente gracias a la Red, sus zapatos han pisado la pasarela Cibeles. Antonio Alvarado, un diseñador nacido en Pinoso (Alicante) que representa la renovación de la moda española tras la transición, se puso en contacto con él durante el verano de 2010 para que le hiciera 15 pares de zapatos para la colección que iba a presentar en Madrid. Y Así lo hizo. «Tras ese momento, algunos diseñadores de Extremadura y Cantabria me empezaron a conocer y me hicieron algún pedido», añade Alejandro, quien reconoce que también ha hecho zapatos que han pisado escenarios como el Teatro Real de Madrid y sandalias para musicales como ‘El Rey León’.

Pero no solo sus elaboraciones se mueven en el mundo de la moda y el espectáculo, sino que también han sido testigos de campañas electorales. Concretamente de las elecciones autonómicas de 2011. En una de las paradas del camino electoral de José Antonio Monago, el actual presidente de la Junta de Extremadura entró en la fábrica de la marca Rosbrav y se calzó en su 43 de pie el par de zapatos, marrones y con hebilla, que Alejandro hizo para él por encargo de los militantes PP de Torrejoncillo.

Anécdotas aparte, Roso asegura que en un día pueden elaborar unos 15 pares, aunque depende del modelo y la dificultad. Venden en Madrid y antes también lo hacían en Barcelona, Ávila y Zamora. Fuera de España no han llegado de momento, pero no lo descartan.

No cierran puertas porque quieren seguir dedicándose a esta profesión que está sufriendo mucho la crisis económica. «Nos mantenemos porque hacemos el acabado de unas ibicencas para una fábrica de Toledo», confiesa. «El mercado chino hace mucho daño. Cuando ellos empezaron, recuerdo cómo en una tienda me enseñaron una sandalia que les costaba un euro. Ante eso no se puede hacer nada. A mí, la caja solo me vale 30 ó 40 céntimos. Ellos saben producir en cadena, pero no confeccionan modelos diferentes y de calidad. La única manera de competir es con originalidad», añade.

Así lo llevan haciendo desde que empezaron. Fabrican el denominado zapato inglés, el blucher, sandalias y botas, entre otros modelos. Aunque el proceso varía dependiendo del tipo de producto, hay algunos pasos que no cambian. Primero cortan con cuchilla las piezas de piel de vacuno que van utilizar. Luego las rayan para saber el lugar en el que se unen las diferentes partes y, entre otras cosas, hacen los denominados ojetes.

Imagen: Diario Hoy.

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Seguidamente eliminan los trozos que pueden ser dañinos para el pie. Antes también se cortan los forros de piel de venado que refuerzan el zapato.

Luego se empieza a coser y más tarde se coloca la ‘carrillera’, pieza donde se ubican los ojetes y se abren los agujeros por los que pasará el cordón.

El siguiente paso es coser el copete, lo que se conoce comúnmente como lengüeta. Tras él, entra en juego el contrafuerte, que se ubica en la parte trasera. Es un material que se deshace y endurece la zona del talón. Con una maquina se moldea para que se adecue al zapato.

Para las suelas utilizan moldes de ruedas de coche y piel curtida de una manera especial. «Hay muchos zapatos que llevan cartón dentro, nosotros los hacemos con piel», comenta Alejandro, quien concluye que finalmente se pega el piso a la suela y se introduce la horma. Luego se cose la piel a la parte inferior con una máquina de puntear y se recortan los sobrantes.

Para todo este proceso cuentan con maquinas que tienen más de un siglo de vida. Algunas de ellas ya ni se fabrican e incluso han aprendido a repararlas, y es que ya quedan pocos que sepan hacerlo.

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1 Comment

  1. desde fuera

    Seguir trabajando ,me alegro mucho de que sea reconocida vuestro trabajo y gracias por seguir ahí, aunque creo que la artesanía de Torrejoncillo  hay que darle un poco más de bario, aunque como están los tiempos, esto quizás sea de lo que menos haga falta, los que más gancho han tenido son los de las tinajas, tb se harban sabido mover y aprovechar los buenos momentos. Animo y adelante